Tal y como adelantábamos ayer, las imágenes del Cristo Yacente de la Paz y la Unidad y de la Dolorosa de Fe y Consuelo fueron presentadas anoche en la Ermita del Monte Calvario de Málaga tras la intensa intervención a la que han sido sometidas al quedar gravemente dañadas por los efectos de un incendio fortuito.

Ayer hablábamos del Cristo, de cuya intervención, al igual que la sufrida por la Virgen, hemos venido informándoles puntualmente durante el último año. Hoy, por tanto, toca comentar los detalles de la reparación de la exquisita Dolorosa, obra dieciochesca de Antonio Asensio de la Cerda.

Al respecto, Juan Manuel Miñarro declaró a La Hornacina, poco después del incendio, las siguientes palabras en relación a los daños sufridos por la obra: "la terracota con la que está modelada la cabeza podría haberse quebrado como consecuencia de las altas temperaturas, sin embargo el soporte y el modelado original han resultado ilesos". La policromía y la preparación, en cambio, desaparecieron, por lo que el escultor e imaginero sevillano llevó a cabo la reproducción de la encarnadura original basándose en la que muestra las primitivas manos entrecruzadas de la Virgen de Fe y Consuelo, que aún conserva. En definitiva, ha sido un trabajo complicado y muy laborioso, según Juan Manuel Miñarro "con contenido para escribir un libro".

A lo largo de la intervención, Miñarro descubrió el modelado original de los labios de la Virgen tras las numerosas capas de estuco y repintes que presentaba y que habían quedado carbonizadas por el fuego.

Respecto a los ojos de cristal que han sido colocados de nuevo a la efigie -los antiguos eran fragmentos de cristal de bombilla toscamente pintados-, junto con otros postizos como las lágrimas y las pestañas superiores de pelo natural, presentan un gran realismo en su ejecución ya que proceden de materiales de gran calidad utilizados en el campo de la optometría.