NUEVAS OBRAS DE PINTURA, ESCULTURA Y ORFEBRERÍA SACRA

Con información de Sergio Cabaco y sus autores (22/01/2017)


 

 

José Cerezal

El cartel de la Semana Santa de Sevilla 2017 tiene como eje central al venerado Cristo de la Expiración, titular de la hermandad popularmente conocida como la "del Cachorro" -por el apodo del gitano que, según la tradición, inspiró al crucificado- que procesiona cada Viernes Santo desde Triana.

La magistral hechura barroca que labrara en 1682 el escultor Francisco Antonio Ruiz Gijón aparece sobre un fondo apastelado, predominando el color cián. En el cartel figuran dos golondrinas, aves muy características en la ciudad durante la época primaveral. Además, según el cartelista, es un pájaro que siempre ve el Cristo cuando sale de su basílica a las tres de la tarde, la Hora Nona de la liturgia que conmemora el momento en que Jesús muere en la cruz. Las mismas aves que mencionaba William Shakespeare, cuyo cuarto centenario se celebró el pasado año 2016, y el recientemente fallecido poeta y cantautor Leonard Cohen.

Experto cartelista, José Cerezal (Sevilla, 1973) es un pintor influido por el puntillismo y el postimpresionismo. Para la ejecución de este cartel ha usado una técnica mixta sobre tabla, con acrílicos y cera y pan de plata.

 

 
 
 
 

 

Manuel Valera

Ayer fue presentada en la capilla del Corpus Christi de Moguer (Huelva), la nueva corona de la Virgen de la Soledad, una singular pieza realizada por el joyero cordobés Manuel Valera, donada por los miembros de la Asociación Amigos Soleanos a la Hermandad de Vera+Cruz con motivo del 150 Aniversario de la fusión de las hermandades del Santo Entierro y de la Vera+Cruz (1867-2017) para que dicha Dolorosa, original del siglo XVII, la porte en la procesión extraordinaria que se celebrará el próximo mes de octubre.

Gracias a dicha Asociación, la corona llegó acompañada de una cruz pectoral a juego, del mismo estilo rocalla, así como de una daga cincelada con elementos de microfusión inspirada en la espada del moguereño Luis Hernández-Pinzón y Álvarez (1816-1891), Almirante de la Armada Española, cuyos antepasados pertenecían a la antigua cofradía de la Hermandad de la Soledad y Santo Entierro de Moguer, donde aún conservan su casa familiar. El acto contó con la presencia de Manuel Valera, quien explicó los pormenores de su ejecución.

 

 

Manuel Jesús Obregón Ortiz

Con el título Tempus Fugit el autor realiza una obra que anuncia la Semana Santa de Cádiz 2017. Tiene una base metafórica que alude a la fugacidad del tiempo, algo muy común en el imaginario de los cofrades. En este sentido, se refleja de un modo secuencial diferentes momentos de la Semana Mayor gaditana. La presencia jerarquizada de elementos principales en constante diálogo formal con otros más secundarios hace sospechar la huida de aburridas propuestas simétricas. Las direcciones visuales diagonales contrapuestas son las que predominan. Lo esencial es dar coherencia y unidad a las partes.

En primer lugar la cabeza del Cristo de las Aguas inicia el recorrido visual diagonal hacia otra de las esencias de la imaginería gaditana: el sublime perfil del Ecce-Homo. Entre ambas se sitúan varios aspectos que apuntalan dicho diálogo: una luna de parasceve en un cielo morado nocturno, el humo del incienso, un naranjo que parece sumarse al relato floral del manto del Ecce-Homo y la Catedral de Cádiz, telón al resto del paso de misterio de las Aguas que aparece a contraluz en una escala muy pequeña junto al remate del sudario del Crucificado y muy cerca del costado donde brota sangre y agua.

La composición sigue su inercia: la mirada cabizbaja del Ecce-Homo desciende hacia la mano que lo presenta al pueblo, la de Pilato, que intenta traer de nuevo el interés del cuadro hacia la parte derecha. En los pliegues de su ropaje cae, como en cascada, una greca-cenefa corinto que, metafóricamente, continúa la sangre del costado del Cristo de las Aguas, que parece alargar su enorme efigie. De nuevo, un mar de incienso inunda un ocre atardecer gaditano donde asoman dos cierros de forja culminados por una crestería.

La parte superior de un capirote da paso al fragmento más horizontal de todos. El rostro de la Virgen de los Desconsuelos asoma desde la izquierda, reforzando de nuevo la posición en esa zona. Sin embargo, los puntiagudos capirotes que fugan en perspectiva hacia la derecha desvían la atención hacia algo sugerido, la salida de los Afligidos desde la Iglesia de San Lorenzo. Para terminar de apuntalar tal horizontalidad, emerge la figura del Nazareno de los Afligidos, cuya cabeza vuelve a contraponerse hacia la izquierda; su cruz se integra en la zona inferior del cuadro, y una parte de su melena se confunde con la puerta de la Iglesia de Santa Cruz en el momento de la entrada del palio de la Virgen de la Luz, cotitular de la Cofradía de las Aguas

Todo llega a su fin. Completando una perfecta diagonal de derecha superior (Cristo de las Aguas) a izquierda inferior (músico tocando que deja ver su partitura), asoma el título de un referente en la música de la Semana Santa gaditana: la marcha "Ecce-Homo" del maestro Escobar. En la zona inferior derecha, la diagonal visual que se inicia con la mirada del Ecce-Homo, culmina en la figura de un músico tocando un solo de corneta.

Por último, las líneas horizontales amarillas son una alegoría de las particiones rectangulares bordadas de las dalmáticas de los acólitos, y la cruz como elemento central representa el cruce de dos tiempos: el Tiempo Lineal que pasa y el Tiempo Cíclico Eterno, que se cruzan en el perfecto Mediodía.

 

 
     
     
 

 

Santiago Delgado Carrera

El joven artista de Alosno (Huelva), discípulo de Juan Manuel Parra Hernández, ha realizado una copia fiel en pequeño formato (mide 60 cm de altura) del malagueño Cristo de la Humildad (1982-1983), obra póstuma de Francisco Buiza terminada por sus aprendices. Está realizada en barro cocido y policromada al óleo.

El original escenifica el pasaje de la Presentación de Jesús al Pueblo por Pilato (Ecce Homo). Delgado Carrera reproduce al detalle su complexión robusta y sus trigueñas carnaciones, así como las copiosas lesiones y regueros de sangre que presenta como consecuencia de los golpes y de los latigazos infligidos con los flagelos.

 

 
     
     
 

 

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