NUEVAS OBRAS DE ESCULTURA SACRA

29/02/2016


 

 
     
     
 

 

Santiago Nuevo Peña

El autor no sabe si llamar a esta obra boceto, tanto por su pequeño tamaño (35 cm si estuviese de pie), como para verbalizar el proceso creativo que suele seguir en la creación de una obra y por la que intenta, obstinadamente, apartarse de tradiciones iconográficas.

La búsqueda de la expresión corporal, la exploración del sentimiento de la figura es la que le condujo al tema y no al revés. No partió de la idea de hacer un "Cristo atado a la columna" -si ese hubiese sido el punto de partida, el resultado habría sido totalmente diferente; tras estudiar los modelos tradicionales de representarlo seguramente se hubiese acercado a ellos-, fue el trabajo en una escultura anterior, un guerrero nuba sentado coincidente en la rotación de las piernas, el que le inspiró el mismo.

El "método" inconsciente que utiliza es el de buscar cristos en campos ajenos a su tradicional representación, como buscar sentido figurativo a las formas caprichosas de las nubes que recomendaba Leonardo. El punto de partida no es el tema, sino el sentimiento o torsión de una figura, su expresión y autonomía plástica. Procura que la obra tenga independencia expresiva. El tema aparece de forma natural a continuación. El espectador tiene el derecho de cuestionarse si este "Cristo atado a la columna" es tal, sin forzar el tema para buscar la originalidad. La pose encontró el motivo o tema que daba sentido a la obra.

Nuevo Peña (Madrid, 1968) encuentra esta obra, como hemos apuntado, en el ensayo de otra anterior. Solo eché los brazos hacia atrás y levanté la cabeza para encontrar su sentido. Se impone una manera de trabajar los volúmenes heredera de su admiración por Miguel Ángel. Los brazos y piernas giran sobre el eje vertical que construye la mirada ascendente de Cristo, expresión de una férrea creencia en su misión.

No es un Cristo abatido por la tortura sino con fortaleza mental, la misma que a los futuros mártires cristianos hace afrontar su inminente ejecución. A nivel anatómico se ha decantado por el naturalismo en su modelado.

 

 
     
     
 

 

Ángel González Tejera

Se trata de una talla de tamaño inferior del natural (mide 105 cm de altura) que lleva por título Jesús Orante, realizada en madera de cedro y policromada al óleo. Ha sido realizado por el artista sevillano para la llamada Semana Santa "Chiquita" de la localidad cordobesa de Aguilar de la Frontera.

La iconografía que representa esta imagen de vestir es el momento en que Jesús se encuentra rezando en el Huerto de los Olivos, de ahí su expresión serena, reflexiva y hasta cierto punto dulce, ya que refleja meditación y cierta abstracción del entorno que le rodea, buscando Cristo fuerzas para afrontar su martirio.

 

     
     
 
     
     

 

Juan José Páez *

Con motivo del 75 aniversario de la llegada de la actual imagen de la Dolorosa de Hellín (1940-2015), llega al taller del escultor de Calasparra (Murcia) el encargo de una réplica en pequeño formato de Nuestra Señora de los Dolores; si bien se le pidió que no fuera solamente como la efigie labrada por Coullaut-Valera sino que también tuviera inspiración en la desaparecida Dolorosa que Salzillo hiciera para Hellín.

La imagen mide 60 cm y está realizada en terracota policromada al óleo a pulimento, siguiendo los modelos salzillescos, con una nube plateada de madera de ciprés. El pelo a tirabuzones y los ojos pintados recuerdan a Coullaut-Valera, mientras que las manos y los pies poseen la delicadeza de Salzillo. Tiene la expresión dolorida, la mirada dulce de esperanza mirando al cielo y la belleza que Páez sabe dar a sus obras marianas. Enriquecen la obra las pestañas de pelo natural y las lágrimas de cristal en la misma disposición que el original.

María viste según los patrones de Salzillo para su desaparecida obra, seguidos por la actual Dolorosa de Hellín: túnica roja, símbolo de la Sangre de Cristo, y un manto azul, símbolo de la pureza de la Virgen. Se acompaña de una mantilla blanca sobre la cabeza que se extiende por el pecho. Porta una corona de doce estrellas y un puñal, réplica de los que fueron cincelados para la Dolorosa de Salzillo a principios del siglo XX.

 

* Texto de José Carlos Espinosa Alcantud. Fotografías de Foto Príncipe

 

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