NUEVAS OBRAS DE PINTURA Y CARTELERÍA SACRA
Con información de Sergio Cabaco, Miguel Ángel González y sus autores (04/09/2025)
Nota de La Hornacina: noticia ampliada el 06/09/25.
Antonio del Moral Sánchez Cartel anunciador de la romería de la Virgen de Zocueca 2025, un proyecto artístico novedoso ya que, por primera vez en la historia de Bailén, un cartel combina pintura y escultura. La obra se compone de una pintura al óleo en la que se representa a la Virgen de Zocueca, patrona de Bailén (Jaén), atravesando el puente del Rumblar. En primer plano, una escultura femenina, vestida al modo tradicional, simboliza al pueblo romero de Bailén. La mujer se apoya sobre un escudo pétreo anunciador de la romería. Tras ella asoma tímidamente un conejo, referencia popular de Hispania que también está presente en la diadema de la estatua de la plaza General Castaños. En conjunto, el cartel es un homenaje a Bailén, localidad natal del joven artista, y sus tradiciones. La actual imagen de la Virgen de Zocueca fue realizada en 1954 por el artista valenciano José María Alcácer Guzmán, quien se inspiró al gubiarla en la primitiva talla gótica, desaparecida en la Guerra Civil. |
Juan José Rodríguez Óleo sobre lienzo destinado a la Parroquia de Nuestra Señora de la Estrella, en la localidad conquense de El Herrumblar. Ocupará el ático del retablo mayor, dedicado a la patrona del pueblo y titular del templo. La escena transcurre en un interior y tiene como figura central a San Julián, protagonista de la composición. Para su creación el artista ha seguido la tradición de muchos grandes maestros de distintas épocas, quienes encontraban en las personas de su entorno la inspiración para representar personajes sagrados; en su caso, ha contado con su padre como modelo para dar forma a este obispo tan venerado en La Mancha. El santo aparece en actitud contemplativa, envuelto en un aura de misticismo que acentúa su unción espiritual. Su presencia se realza con vestiduras de gran riqueza: la capa pluvial bordada en oro y seda de grandes dimensiones, el alba de encaje, el anillo y la cruz pectoral de amatista, cuyo característico tono violáceo simboliza desde antiguo la dignidad episcopal. Junto a ello, porta también los atributos propios de su advocación, como la cesta de mimbre con la que recogía limosnas y el báculo, símbolo de identidad para el pueblo de El Herrumblar. La composición se completa con una capilla privada en el lateral derecho, presidida por un retablo rococó con la imagen de la patrona, Nuestra Señora de la Estrella, y una balconada en el lado izquierdo que se abre hacia un paisaje rural en el que se alza la parroquia de la villa, situada en lo alto de un cerro e iluminada por la Estrella de la Mañana. |
Alejandro Martín Caballero Bautismo de Cristo, óleo sobre tabla de 165 x 120 cm para la Colegiata de Santa María la Mayor, de Ronda (Málaga). Obra concebida como un retablo que busca resaltar el espacio del baptisterio, conectando con la pila bautismal. La escena se inspira en los evangelios (Mt 3,13-17) y plasma la teofanía: la voz del Padre, el Espíritu Santo en forma de paloma y la figura de Jesús. La obra combina elementos bíblicos y artísticos: Juan Bautista aparece con su indumentaria austera y el lábaro de "Ecce Agnus Dei"; Cristo se muestra saliendo del agua, recogiendo sus vestiduras en un gesto paralelo a su despojo en la Pasión, signo de salvación; un ángel porta la bandeja con los textiles, y Dios Padre se representa al óleo sobre espejo, evocando la creación de Miguel Ángel. El marco neobarroco está inspirado en los retablos rondeños y en ejemplos italianos donde la piedra lapislázuli cobra protagonismo, mezclando oro y azul en un bello contraste que encontramos también en los retablos de la colegiata. Se emplean técnicas tradicionales como esgrafiado, tallas y pastillajes, recuperadas para esta ocasión. El marco no es solo decorativo, sino que integra el mensaje teológico al servir como umbral entre lo humano y lo divino. La pintura central, realizada al óleo, recurre a la tradición bizantina por el uso del dorado, y se integra en el entorno artístico de la colegiata, donde conviven estilos gótico, barroco, plateresco y neoclásico. La paleta cálida, la luz y los contrastes buscan dramatización, situando la escena en el Jordán por la vegetación y el agua que se pueden apreciar. En conjunto, la obra no es solo una ilustración bíblica, sino una representación teológica y simbólica de la Trinidad y conecta al espectador con el misterio de la Fe, potenciando la función devocional y litúrgica del baptisterio. |
Alejandro Romera Urna sepulcral de santa Teresa de Jesús c. 1616 a 1760. Esta obra pictórica ha sido encargada al artista sevillano Alejandro Romera estrada por Miguel Ángel González, prior de la Orden del Carmelo Descalzo en Alba de Tormes y Salamanca, con el propósito de tener una imagen visual de la urna sepulcral de Santa Teresa de Jesús hoy desaparecida. La urna sepulcral de Santa Teresa de Jesús que presentamos en este óleo sobre lienzo de 46 x 81 cm conservó el cuerpo de la santa desde inmediatamente después de ser beatificada, en 1614, hasta el traslado del mismo a la urna actual de plata. Se había producido ya la beatificación de la mística de Ávila y se esperaba su canonización, que tendría lugar en 1622. Hemos tenido constancia de esta urna por encontrarse detalladamente descrita en una de las actas notariales hallada junto al cuerpo de la santa en la apertura del 28 de agosto de 2024. Teniendo en cuenta dicha descripción, Romera ha realizado una fidedigna pintura de la misma con el propósito de que podamos tener una imagen visual de ella. La urna contenía un arca de madera forrada con terciopelo carmesí, enriquecida con tachones, sobrepuestos zoomorfos, tarjetones con textos bíblicos y quintillas, cantoneras, estribos esféricos, guarniciones, refuerzos y bisagras de cierre, todo ello dorado, de bronce o de hierro. |
José Cabrera Lasso de la Vega Cartel de la Coronación Canónica de la Pastora de Santa Marina (Sevilla), que tendrá lugar el próximo sábado 27 de septiembre en la plaza sevillana del Triunfo. En la parte superior se representa sobre nubes la Coronación de la Virgen por Cristo, con un retrato de la Divina Pastora de Santa Marina (obra atribuida a Francisco Antonio Ruiz Gijón) en actitud orante, vestida de sol como en el Apocalipsis. Los ángeles le presentan sus atributos: el cayado y el sombrero. A su lado aparece Cristo como Buen Pastor, con los rasgos de Jesús del Silencio (obra del taller de Pedro Roldán), titular de la vecina Hermandad de la Amargura, quien porta en su regazo un cordero y con la mano diestra bendice a María, coronándola con la presea de la Coronación Canónica. En un segundo plano dentro del plano celestial encontramos a San Miguel, Mayoral del Rebaño, inspirado en el del paso la Reina de Todos los Santos, que aparece en actitud de matar al dragón, personalizado como demonio. En el plano inferior encontramos a doce personajes relacionados con la devoción pastoreña, entre ellos Fray Isidoro de Sevilla, el Beato Diego José de Cádiz, Santa Ángela de la Cruz, el historiador Juan Martínez Alcalde y varios cargos destacados de la Hermandad de la Divina Pastora. |
Cristian Castela Cartel que anuncia el viaje del Señor de las Penas, de Cabra (Córdoba), al Vía Crucis Magno de Córdoba el próximo 11 de octubre. Es obra del arquitecto y artista gráfico Cristian Castela González, nacido en Barcelona con raíces familiares en Cabra (Córdoba), y actualmente afincado en Sevilla. La propuesta es una pieza de gran riqueza simbólica y estética, inspirada en la tradición de la azulejería antigua andaluza, en la que, sobre un fondo neutro en tonos dorados, que recuerda al barro cocido, emergen las figuras del Señor de las Penas en majestuosa actitud orante, rodeado de los apóstoles durmientes, envueltos en un jardín de lirios y ramas, como salida de la iconografía conventual, pero trasladada al lenguaje cerámico. Los rostros, tratados en el azul característico de la loza, recurso que evoca los paneles cerámicos devocionales que adornan muros, conventos y rincones de muchas ciudades de Andalucía, aportan un aire de intemporalidad y sacralidad, mientras que los resplandores dorados refuerzan la dimensión trascendente. A su vez, las imágenes se revisten de majestad con los tonos con los que usualmente son representadas: túnicas y mantolines bordados en oro, y nimbos y potencias de orfebrería, lo que confiere al conjunto un efecto de riqueza textil y solemnidad litúrgica. En la parte superior, el título se construye con una tipografía monumental en tonos rojizos, que se integra con la simbología de la Pasión de Jesús: la cruz, el gallo, los clavos, el cáliz y otros atributos, como si se tratase de un friso ornamental en el que sobresale la llamada "cruz guiona" de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Todo ello recuerda a las inscripciones y orlas que enmarcan los azulejos devocionales, donde texto e imagen dialogan en equilibrio. En conjunto, el cartel funciona como una reinterpretación contemporánea de la piedad popular plasmada en la cerámica, uniendo tradición artesanal y devoción, historia y presente. Su estética, a medio camino entre lo pictórico y lo cerámico, transmite tanto solemnidad como cercanía, en perfecta sintonía con el espíritu cofrade cordobés. |
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