José Tomás Pérez Indiano

Durante el día de hoy, en la sala capitular baja del Ayuntamiento de Sevilla, ha tenido lugar la presentación del Cartel del XXV Aniversario de la Coronación Canónica de la Pura y Limpia del Postigo (Sevilla). La pintura, titulada Rosa blanca del Postigo, del jardín del Arenal, se inspira en la letanía "rosa mística" del Santo Rosario, y representa a la imagen emergiendo de una rosa blanca, símbolo de pureza virginal. Ha sido realizada por el artista sevillano mediante técnica mixta, en acuarelas, lápices policromos y acrílico sobre papel.

En la composición predominan los tonos azules inmaculistas. Sobre un fondo de lirios, azucenas y un haz de luz, se nos presenta María coronada por azucenas, símbolo igualmente de pureza. En los ropajes vemos símbolos florales mezclados con el estofado de la propia talla. Un hito histórico fue cuando Juan Pablo II se postró ante la Pura y Limpia en su visita a Sevilla, momento que también se encuentra inmortalizado en el ropaje.

A los pies de la Virgen aparece un ángel, portando la corona de la Coronación Canónica, y una media luna, en alusión al pasaje del Apocalipsis. Sobre la media luna se posa una Paloma Blanca, símbolo del Espíritu Santo en la Anunciación. Tras la media luna aparece un dragón mordiendo una manzana, símbolo del pecado original y del triunfo de María sobre el mismo a través de su pura concepción. Cierra la composición la leyenda de la efeméride.

Juan Miguel Martín Mena

Cartel para la Semana Santa de Lebrija 2025, realizado en técnica mixta sobre papel encolado a tabla (80 x 120 cm). Materiales como el café, utilizado para teñir el papel, junto con el grafito, la acuarela y el acrílico, aportan una textura rica y orgánica que remite a escenas del pasado a través de un lenguaje visual contemporáneo.

Cada elemento de la composición está cargado de simbolismo. En el centro, la silueta del Atado a la Columna rompe la obra para revelar su interior. Las curvas y volúmenes que modelan su contorno evocan la labor alfarera que define la identidad cultural de Lebrija. Esta silueta se recorta sobre un fondo que evoca una pared encalada de una casa, donde se abre una ventana, detalle que refuerza el mensaje de que la Semana Santa de dicha localidad no se limita a las calles, sino que llega a cada hogar, siendo parte esencial de la vida cotidiana de sus habitantes y el corazón de la identidad lebrijana.

En primer plano, la figura del Cristo recupera tridimensionalidad al apoyarse en su columna, donde también reposan nueve velas encendida que conectan visualmente con el primer plano al derramar su cera sobre el mármol y que representan a las nueve hermandades que iluminan y llenan de fervor las calles de Lebrija durante la Semana Mayor. Todas ellas se apoyan en la misma columna que sostiene a Cristo, simbolizando cómo las hermandades, con sus diversas identidades, se integran en una sola comunidad cristiana, sólida y vibrante, unidas por la palabra de Dios.

Este grupo de luces sirve a su vez como candelería que nos guía a otro elemento fundamental de la obra: La Virgen del Castillo, sacada de una fotografía antigua bajo su palio de crestería. Esta añeja imagen representa el vínculo entre el pasado y el presente, siendo un símbolo de devoción que ha perdurado durante generaciones.

A su izquierda se rompe el plano de forma vertical con la imponente silueta de la torre de la Iglesia de Nuestra Señora de la Oliva, icono monumental que conecta la devoción con el patrimonio arquitectónico, lo que se complementa en la parte inferior con una vista periférica de la Ermita del Castillo, destacando el vínculo inseparable entre el patrimonio monumental y el devocional que define a Lebrija.

Este cartel es una invitación a contemplar la Semana Santa de Lebrija a través de sus raíces más profundas, donde la fe, la historia y la cultura se entrelazan como un todo indivisible.