EL INAH RESTAURA UNA TALLA MEXICANA DEL SIGLO XVI PROCEDENTE DE ESPAÑA

26/09/2020


 

 

Se trata de una escultura en madera policromada de la Virgen de la Merced, venerada en el convento que lleva su nombre de la localidad de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas (México). Esta imagen mariana data de finales del siglo XVI y sus dimensiones son 129 x 49 x 34 cm.

La restauración, realizada en un espacio habilitado dentro del templo, ha consistido principalmente en la reintegración cromática de la Virgen de la Merced, en atención a las grandes pérdidas de estratos pictóricos que daban a su rostro y manos una coloración gris-verdosa, que a distancia daba la apariencia de una tez morena, aunque solamente se trataba de un repinte.

También se han realizado tareas de estabilización en el dorso de la talla, lo que conllevó el hallazgo de una leyenda que alude al mes de septiembre de 1746, cuando la escultura fue consagrada, así como una firma parcial en la que se leen las letras "iegos", lo que ha dado lugar a la hipótesis de que aluda a un pintor chiapaneco de apellido Mazariegos, activo durante el siglo XVIII.

Según los restauradores del INAH, esta imagen de la Virgen de la Merced fue tallada en madera de cedro rojo, ensamblada y forrada con lino. Sus ojos son de cristal policromado, siguiendo una técnica que tiene su origen en Egipto, la cual pasó a Roma, se expandió a toda Europa y la heredó el resto del mundo.

Los restauradores han explicado también que en el anverso de la imagen, a la altura del pecho, existían orificios provocados por tachuelas que se colocaban para vestir a la Virgen con tejidos naturales, por lo que tuvieron que ser resanados. Originalmente llevaba un velo tallado en la cabeza que fue eliminado para adaptarle una peluca y una corona. Asimismo, se constató que le fue retirada la representación del Niño Jesús que originalmente tuvo, siendo reemplazada por otra de menor tamaño, elaborada hacia el siglo XVIII.

 

 

Debido a lo anterior, y dado que el tema del repinte histórico era el más complejo de abordar, antes de proceder a recuperar la policromía original de la Virgen y el Niño, que pudo conocerse tras realizar pequeñas catas en ambas esculturas, se requirió de un trabajo de socialización con la comunidad y las juntas.

Los restauradores han comentado que el referido color gris-verdoso había dejado una apariencia texturizada en el rostro de la Virgen. Durante la época virreinal este tipo de efigies marianas eran usualmente representadas con tez blanca en rostro y manos, a la manera española.

Para intervenir el repinte, los restauradores del INAH tuvieron que emprender un proceso de juicio crítico, en aras de elegir retirarlo para recuperar una apariencia más apegada a la original y devolverle su estabilidad material, o bien, dejar el color del repinte dado su arraigo en la memoria de la comunidad. Para tomar la decisión tuvieron diversas reuniones, especialmente con la gente mayor del barrio que durante décadas se ha hecho cargo del cuidado de la imagen. En dichas reuniones se les comentaron los efectos negativos que producía el repinte, obteniendo al final su consentimiento para retirarlo. Una vez de acuerdo, se aplicó un gel especialmente seleccionado para disolver el repinte sin dañar la pieza, dando paso al proceso de resanado y, finalmente, a la reintegración cromática, recuperando así el 95% de la policromía primitiva.

Según la tradición, la imagen de la Virgen de la Merced llegó a San Cristóbal de las Casas, por entonces Ciudad Real de Chiapas, en 1537, fecha de la fundación del primitivo convento mercedario, procedente de Barcelona, ciudad donde nació esta popular devoción mariana. Sin embargo, al menos la fecha se contradice con las estimaciones del INAH sobre la ejecución de la talla a finales del XVI. El templo actual de la Merced se edificó en 1834 y estuvo al cuidado de los frailes mercedarios hasta 1859.

Son tres las imágenes marianas que concentran el fervor católico de San Cristóbal de las Casas: Caridad, Guadalupe y Merced. La primera de ellas, patrona y "generala" de la antigua Ciudad Real, fue también restaurada hace dos años por expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). 

 

 

Fotos: Rosa García Sauri (INAH)

 

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