TRÍPTICO DE MÁLAGA

17/01/2015


 

"La experiencia del horror estrecha el campo de lo que es posible contar, pero no impide el relato. Los hechos políticos extremos modifican radicalmente el modo de procesar subjetivamente las experiencias. Lo más traumático de esta situación para un artista es la extrema dificultad para transformar la experiencia en relato, en particular en la pintura, un modo específico de procesar la experiencia que no puede dar la espalda a un momento destructivo".

Abraham Lacalle

 

 

El Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga presenta Tríptico de Málaga, una exposición del pintor andaluz Abraham Lacalle que incluye tres pinturas de gran formato, tres paisajes devastados y un grupo de dibujos de la misma serie, todos ellos realizados expresamente para la ocasión. La muestra ahonda en una temática recurrente en el trabajo de Lacalle: los campos de batalla, metáfora que surge de la necesidad de representar nuestra realidad actual. La pintura, como un modo específico de procesar las experiencias humanas, se verá afectada por el impacto que ocasionan la información de conflictos en todo el mundo e incluso la situación crítica que soportamos en nuestro entorno más inmediato.

Abraham Lacalle (Almería, 1962) se inicia a finales de los años 80. Formado en Sevilla, en la actualidad vive en Madrid. Heredero de la tradición pictórica española que despertó en los 80, con un giro hacia la abstracción recoge el testigo de los grandes movimientos sociales de la época. "Todos los elementos que integran los cuadros, ya sean apropiaciones o no, resuenan como partes indispensables de mi relación con el exterior. Esta relación la he establecido con un marcado acento humorístico, lúdico e irónico", explica el artista.

La pintura de Lacalle, de una gran fuerza cromática, impacta al espectador por su personal tratamiento del color (colores planos y primarios) y la forma de aplicarlo a la narración. Sus pinturas actuales son el resultado de un continuo replanteamiento del medio, de la pintura. "Estoy intentando llevar la pintura a una situación extrema, saturada, donde la figuración está brutalmente sobredimensionada... el color; las formas se amontonan, nada pero tienen algo de energía sexual. Radicalmente diferenciados, formas y colores, sin embargo, se funden en un solo elemento que es el cuadro", afirma. En las pinturas de Lacalle encontramos referencias a la pintura de finales del siglo XIX y principios de XX, a artistas como Duchamp, Picasso o Guston. A su vez, también hay, de forma irónica y sarcástica, constantes referencias a los grandes movimientos artísticos y literarios del XX -Jack Kerouac, Cormac McCarthy o Thomas Bernhard- y una ácida crítica social.

La obra de Lacalle es un intento de poner en danza la desesperación hedonista de nuestra sociedad de consumo agonizante. Sus cuadros son un cúmulo de sensaciones bien dispuestas en un aparente caos, que el artista organiza en cada una de sus obras tratando de vislumbrar ciertos conflictos. Con sus composiciones explora distintos temas: la soledad, la desconfianza y el miedo, el viaje, la pérdida de la ingenuidad, la muerte de la utopía, el proceso creativo, el enfrentamiento de realidad versus fantasía, el bosque... En el Tríptico de Málaga se desarrolla un relato, se cuenta una historia en tres imágenes, cada una con su propio registro, al principio tan introspectivo como un diario personal y después completamente extrovertido, con cierto parecido a una fotografía de reportaje en el segundo cuadro y cerca de ser una reflexión nihilista en la última tela. 

 

 

La primera parte del tríptico, Un Iconoclasta anda Suelto (2014), es un paisaje desértico. En el valle se aprecian huellas de agricultura: tierra arada y restos de invernaderos, actividades abandonadas. Se adivina una casa en ruinas detrás de la cual hay un lienzo y se levanta una columna de humo. El fuego se puede apreciar a través de la ventana. Delante de esta hay un foco -podría ser el estudio de un artista-. Junto a la escalera hay una hornacina donde se puede ver una figura -¿atacada por un iconoclasta?-. La ruina está siendo invadida por el árbol del paraíso. Encima un ovni, que podía ser responsable del desastre. El ovni como el paisaje pertenecen a la memoria de la infancia de Abraham Lacalle. Es una visión del desastre desde el interior y una reflexión sobre la función de la pintura (estudio destruido) con un guiño humorístico (ovni). El ovni desentona en el conjunto, pero es la forma que tiene el artista andaluz de ironizar sobre el propio autoanálisis.

Un paisaje campo de batalla que es una selva, Atocha (2014), nos remite a El Sueño de Rousseau. Pero en la obra de Lacalle aparece en un extremo un soldado comiendo un plátano y en el otro un cañón de artillería. En el centro una explosión sobre el claro de la selva, una pantera y un bumerán, un elemento muy significativo para el artista. Esta suntuosidad en cuanto al empleo del color y elementos ornamentales que transmite cierta paz en un entorno natural y salvaje se rompe cuando sale a la luz la artillería, con un cañón que irrumpe en la escena, que de nuevo pone en alerta al espectador sobre cuestiones fundamentales.

Por último, en Tríptico de Málaga vemos un paisaje arrasado, Bostezo (2014), un paisaje clásico en cuanto a su composición en planos aunque con un colorido muy particular. Las obras de Otto Dix están presentes en la memoria visual de Lacalle. Vemos un descampado con un camino, barro y charcos. En primer término aparecen una silla tumbada y los pies de un personaje tirado en el suelo, que sugiere un cadáver aunque solo vemos las botas. En el fondo, un bosque devastado y unos cielos cargados. Un paisaje después de la batalla.

 

 

Hasta el 15 de marzo de 2015 en CAC Málaga (Avenida de Alemania, s/n). Horario: martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas.

 

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