OBRAS DE RISUEÑO, MURILLO Y BENLLIURE EN LA SUBASTA DE MAYO DE ANSORENA

30/04/2025


 

La subasta tendrá lugar los días 12, 13 y 14 de mayo a las 17:00 horas en la sala de Ansorena (Alcalá 52, Madrid) donde ya se exhiben los lotes. Las obras comprenden pinturas, artes decorativas y joyería. El 12 (lotes 1 al 517) y el 13 (lotes 550 a 1050) se subastarán las piezas de pintura y artes decorativas, y el 14 las de joyería.

 

 

Un buen ejemplo de la extraordinaria calidad plástica de José Risueño es la hermosa y delicada obra que aquí se presenta, representando a San Juan Bautista Niño o San Juanito (26,5 cm, 32 cm con la corona), que reúne toda la dulzura de la mejor escuela granadina de escultura. Sus dimensiones indican claramente que se trata de una pieza concebida con destino a la devoción privada, un hecho que ha permitido una mejor conservación de su policromía original.

El modelo sigue las características propias de las obras que, con la misma temática, fueron realizadas por Risueño y su taller, presentando un enorme paralelismo formal en la posición que adopta la figura con el ejemplar que conserva el Monasterio de Santa Paula de Sevilla, aunque en esta obra aparece cubierto púdicamente con la piel de camello. Otro ejemplo similar, aunque desprovisto de atributos iconográficos, se conserva en el Museo Victoria & Albert de Londres. En ellas, compositivamente, destaca el movimiento que presenta la escultura con el cuerpo de san Juan en completa torsión. El torso y los brazos adoptan una posición girada que muestra la intención de abrazar o recoger al cordero, mientras que la cabeza gira al lado contrario dirigiendo su mirada al suelo. Destaca en todas ellas la calidad de sus carnaciones, con sus pliegues y su excelente policromía, y el contorno que presenta la figura, común en Risueño, en la que una de las piernas del santo aparece en posición de ascender por una roca esculpida en la base.

José Risueño (Granada, 1665-1732) se formó en el taller de Diego de Mora, percibiéndose en sus obras escultóricas la influencia de Alonso Cano, por su cuidada policromía, y Pedro de Mena, en su emoción contenida, pero avanzando en una mayor exteriorización de los sentimientos. Una de las imágenes más representativas de su producción es la de San Juanito, presentado junto al cordero, del que existen un buen número de ejemplares atribuidos al escultor y a su taller.

 

 

Esta emotiva pintura muestra uno de los temas más frecuentes en la carrera de Bartolomé Esteban Murillo: el de la Virgen con el Niño. El asunto, como señala Pablo Hereza, es una de sus aportaciones iconográficas más sólidas y, a lo largo de su dilatada producción, se puede apreciar una clara evolución desde un cierto hieratismo, todavía patente en sus primeras obras, hacia una mayor interrelación entre los personajes. El artista exploró nuevas claves representativas, quizá napolitanas, que le permitieron alcanzar unos modelos que irrumpieron con éxito en el mercado devocional, vivificando las figuras a través del tacto o del arrobamiento infantil, consiguiendo captar el instante de la protección maternal.

Un ejemplo perfecto de lo aquí expuesto es esta obra inédita de la que se conocen otras creaciones muy parecidas que también han sido asignadas al pintor como, por ejemplo, la conservada en el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba (La Habana). La pintura que aquí se muestra concentra su carga emocional en la relación de amor materno filial establecida entre los dos protagonistas, plasmada gracias al juego de miradas y las dulces expresiones de las dos figuras que, fusionadas en un tierno abrazo, destacan sobre un fondo neutro en penumbra. Subraya el encanto de la escena la armonía de su paleta cromática, con sus característicos tonos rosas y azules empleados en la túnica y el manto de María que contrastan con los blancos y las suaves tonalidades de las carnaciones.

La restauración a la que recientemente ha sido sometida la pintura y los estudios que se le han realizado permiten relacionarla técnicamente con otras obras de la producción de Murillo, por los pigmentos empleados, su preparación o el tipo de pincelada. En su estudio radiográfico se aprecia un contraste muy acentuado por la utilización abundante del blanco de plomo, en ocasiones mezclado, y de pigmentos muy densos. También se observa una pequeña corrección o arrepentimiento, algo bastante habitual en las obras del pintor sevillano, en la posición de los dedos de la Virgen. Por otra parte, también ha permitido constatar que el lienzo fue reaprovechado por el pintor, al apreciarse una pintura subyacente, seguramente autógrafa, con un angelito junto a un drapeado.

Esta obra se incluirá y estudiará con el n.º [M-37] en Hereza, Pablo: "Corpus Murillo. Pinturas y dibujos. Mariología" (pendiente de publicación) como obra de Murillo con una cronología de hacia 1665-1670.

Bartolomé Esteban Murillo (Sevilla, 1618-1682) fue un gran maestro en la creación de un tipo de imágenes sagradas que combinaban a la perfección la realidad tangible con un ambiente visionario y espiritual. Estas obras icónicas del pintor gozaron de una gran popularidad, pues gustaron tanto a la clientela laica como eclesiástica y también a las clases populares, logrando perpetuarse de esta forma en el tiempo. 

 

 

Esta magnífica escultura de tema taurino, titulada El tercer aviso (bronce patinado sobre base de mármol verde), fue presentada por Mariano Benlliure (Valencia, 1862 - Madrid, 1947) a la Exposición General de Bellas Artes e Industrias Artísticas de 1904, fecha en la que se puede datar la pieza.

Se ha podido documentar otra versión en bronce con el mismo tema, entre las que existen algunas diferencias, y también sabemos que pintó el mismo motivo en el año 1900, en un lienzo monumental que hoy pertenece a la Diputación de Valencia y que fue donado por los descendientes del escultor en 1950.

Ansorena quiere agradecer la ayuda prestada en la catalogación de este lote a la Fundación Mariano Benlliure y muy en particular a doña Lucrecia Enseñat Benlliure.

 

 

Otras piezas a destacar son el óleo sobre lienzo Anunciación (124 x 160 cm) de Luca Giordano, estrechamente relacionado con la obra de tema homónimo de la colección Molinari Pradelli en Castenaso (Bologna) y algunos de los lienzos con pasajes marianos conservados en el Museo de Viena, la escultura en bronce patinado Cosette (128 x 41 x 60 cm) de François Pompon, discípulo de Rodin, cuyo boceto en escayola se conserva en el Museo Victor Hugo donado por el propio artista -creyéndose, hasta la fecha, que el bronce que aquí presentamos se había destruido- o San José con el Niño del escultor Juan Pascual de Mena (75 cm de altura), escultura en madera tallada, policromada y sobredorada.

 

 

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