EL ESCULTOR ERRANTE. FORTUNA Y ADVERSIDADES DE PIETRO TORRIGIANO

23/05/2024


 

 
 
Foto: Damian Entwistle

 

En el año aproximado de 1528, un escultor florentino llamado Pietro Torrigiano encontró su final en las cárceles de Sevilla. Aunque el motivo exacto de su condena y ejecución a manos del Santo Oficio sigue siendo un misterio, se le atribuyó una peculiar acusación, la de haber destruido con sus propias manos una escultura de barro de la Virgen María. Torrigiano la habría realizado para un importante noble local que, incapaz de apreciar el valor de su arte, le habría pagado el salario de un simple artesano.

El trágico rumor de su muerte solo sirvió para alimentar la leyenda de un escultor que había abandonado su ciudad natal hacía veinticinco años, poco después de un altercado con el mismísimo Miguel Ángel Buonarroti, enrolándose después como mercenario en las guerras de Italia y finalmente buscando fortuna como escultor en la lejana Inglaterra.

Este volumen, la primera monografía dedicada a la obra de Torrigiano, traza un viaje cautivador a través de las cuatro ciudades que moldearon su destino: Florencia, Roma, Londres y Sevilla. En sus páginas se reconstruye la relación entre su vida errante y su ambiciosa personalidad artística, ofreciendo una nueva lectura de la obra del legendario imaginero.

Con esta obra, escrita por el historiador del arte Felipe Pereda, Ediciones Complutense inaugura la Colección Artes, nueva área temática en la editorial de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). El autor de El escultor errante. Fortunas y adversidades de Pietro Torrigiano, es en la actualidad titular de la prestigiosa Cátedra Fernando Zóbel de Arte español en la Universidad de Harvard, tras antes haber impartido clases en la Universidad Autónoma de Madrid y en la John Hopkins University (Baltimore, Estados Unidos).

El objetivo que se ha marcado el comité editorial creado por la UCM para esta colección -que reúne investigadores de Valencia, Zaragoza, Bruselas, Buenos Aires, Nueva York, Los Ángeles, Hamburgo y Madrid- es posicionarse entre las editoriales universitarias más prestigiosas a nivel internacional que publiquen trabajos en el amplio campo de las artes. La Colección "Arte(s)" publicará monografías u obras corales, tanto de autores consagrados a noveles doctores, apostando por el enfoque interdisciplinar y renovador, la novedad metodológica y el pensamiento crítico, y estará abierta a trabajos de historias del arte, estudios visuales y culturales, estudios de género relativos a la visualidad, trabajos musicales, cinematográficos y nuevos medios, estudios de bibliotecas, estudios de arquitectura, trabajos museísticos, antropología cultural, trabajos multisensoriales...

Hoy Felipe Pereda es uno de los más destacados investigadores de arte y cultura visual de entre los siglos XV y XVIII, con títulos como "Imágenes de la discordia. Política y poética de la imagen sagrada en la España del 400" o el más reciente "Crimen e ilusión. El arte de la verdad en la España del siglo de Oro".

Lejos de ser una investigación historiográfica al uso, El escultor errante. Fortunas y adversidades de Pietro Torrigiano está escrita "si no como una novela, sí como una historia". La adopción de este género literario obedece, según manifiesta el propio Pereda, a su interés por "recuperar la dimensión narrativa de la historia del arte, cuidar el lenguaje y cuidar la intriga". Como apunta, la elección de Pietro Torrigiano le ha facilitado la tarea, ya que se trata de un personaje que vivió una vida y que forjó una leyenda de tintes muy literarios. El título elegido, fortuna y adversidades, ya muestra ese tinte picaresco que posee el personaje.

Y es que la vida de Pietro Torrigiano -sin duda uno de los escultores más sobresalientes del Renacimiento, no solo en España, donde esculpió su celebre "San Jerónimo penitente", sino también de Italia, como el propio Francisco de Goya se atrevió a afirmar tras contemplar esa escultura- da para muchos libros, aunque hasta ahora, lo cierto, es que nunca se había publicado una monografía sobre él. Pereda narra en su libro -escrito originalmente en inglés y traducido por él mismo al español para esta edición- las vicisitudes de un personaje que, al más puro estilo del Lazarillo de Tormes, fue construyendo "una historia fascinante, pero que no está claro en ningún momento que supiera a donde se dirigía".

El libro cuenta la historia de Torrigiano "del final al principio, sorprendiendo con las decisiones que iba tomando, sin saber nunca donde iba a llegar, y colocadas sobre el escenario de cuatro ciudades fundamentales: Florencia, Roma, Londres y Sevilla". Pereda incluye entre los muchos pasajes sorprendentes de la vida del escultor, dos que parecen más leyendas que historias reales, pero que el tiempo ha confirmado su veracidad. La primera le sitúa en una reyerta con Miguel Ángel en el taller de Bertoldo di Giovanni, durante la que, en palabras que se le atribuyen, "sintió el cartílago de su nariz [la de Miguel Ángel] que se doblaba bajo mi puño". El propio Miguel Ángel -que siempre fue retratado con la nariz aplastada- contó a Giorgio Vasari que de aquella pelea, le recogieron "casi sin vida".

Aquella pelea cambió la vida de Torrigiano, quien tuvo que irse de su Florencia natal y recorrer media Europa enrolado como mercenario en las muchas guerras en las que Italia estaba inmersa en aquellos años. Acabó estableciéndose una década en Londres -donde dejó las impresionantes Tumbas de Enrique VII y de Isabel de York en Westminster- y tras volver brevemente a Florencia, pasar sus últimos años en Sevilla.

Su muerte, y ahí su segunda leyenda, es situada en una prisión de la Inquisición, a la que llega acusado de romper con sus propias manos una escultura de la Virgen María que él mismo había realizado y que el duque que se la había encargado no quería pagar el montante previamente pactado. La historia era "tan perfecta" que, como cuenta Felipe Pereda, durante mucho tiempo se suponía falsa. Sin embargo, el propio Pereda, revisando los archivos de la Inquisición, encontró una anotación sobre la condena de un tal "Pedro Florentín", que encaja a la perfección con la fecha de su muerte. "Al final va a ser cierto que se lo llevaron por delante", concluyó.

 

 

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