EXPOSICIONES EN LA BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA

28/01/2013


 

 

 

En la exposición El Despertar de la Escritura Femenina en Lengua Castellana, comisariada por Clara Janés y que se inaugurará el próximo miércoles 30 de enero en la Sala de las Musas del Museo de la Biblioteca Nacional de España (BNE), los visitantes podrán ver florecer la literatura femenina en los conventos, tanto en la prosa (Santa Teresa de Jesús), como en la poesía (Sor María de la Antigua) o el teatro (Sor Marcela de San Félix), pero también gracias a las mujeres que se presentan a certámenes literarios o suman sus escritos a libros colectivos realizados con motivo de homenajes o celebraciones. En este apartado, se encuentran pioneras como Isabel de Villena, Florencia Pinar, Luisa Sigea, María de Zayas, Luisa de Carvajal, Ana Caro, Olivia Sabuco, Juliana Morella, Isabel Rebeca Correa o Cristobalina Fernández de Alarcón.

Ya en el siglo XV, algunas escritoras vieron sus textos publicados. Unas habían renunciado al mundo, como fue el caso de la abadesa Isabel de Villena, hija natural del Marqués de Villena, que empleó en sus textos el latín y el valenciano. Otra, Florencia Pinar, vio uno de sus romances recogido por Hernando del Castillo en su Cancionero General. Por su parte, Luisa Sigea fue víctima de la impostura literaria, pues Nicolás Chorier firmó con su nombre un libro de carácter erótico y de mal gusto, titulado La Academia de las Damas.

La monja carmelita Teresa de Cepeda y Ahumada, a la que se conocería con el paso de los años como Santa Teresa de Jesús o Santa Teresa de Ávila, dejó una inmensa obra, y su personalidad y fuerza creadora quedaron reflejadas, no solo en sus escritos, sino también en el rigor y la altura que supo infundir a las religiosas que estaban a su lado. Al no ser bien vista por la Inquisición, quemaron sus obras, y algunas de sus discípulas, como es el caso de Sor Ana de San Bartolomé y Sor Ana de Jesús, tuvieron que salir de España y refugiarse en otros países. De y sobre, Santa Teresa, se pueden contemplar en la exposición de la BNE, obras como Libro Llamado Camino de Perfección, que escribió para sus monjas la madre Teresa de Jesús, Conceptos del Amor de Dios, Carta de Santa Teresa de Jesús a Doña Isabel Ossorio y Los Libros de la Madre Teresa de Jesús, fundadora de los monasterios de monjas y frailes carmelitas descalzos de la primera regla.

Sor Juana Inés de la Cruz y María de Zayas destacaron por su defensa a ultranza del derecho de la mujer a la educación. La segunda, en el prólogo de su libro Novelas Amorosas y Ejemplares (el Decamerón español) expresa con cierta ironía su preocupación ante el posible menosprecio de sus escritos, por deberse a una pluma femenina. Mientras que Sor Juana escribía poemas y destacaba por su gran inteligencia. Tras publicar su Carta Atenagórica, fue considerada poco devota por las jerarquías eclesiásticas, que le llevaron a juicio, y acabó por abjurar y declararse la peor de todas, viéndose obligada a abandonar la vida pública y a no editar sus escritos.

Olivia Sabuco mereció los apelativos que le dieron sus contemporáneos: "honor de España" y "musa décima", otorgado éste último por Lope de Vega. Fue la descubridora del líquido raquídeo y recogió su saber en el libro Nueva Filosofía de la Naturaleza del Hombre, no Conocida ni Alcanzada de los Grandes Filósofos Antiguos. Cristobalina Fernández de Alarcón ganó numerosos certámenes literarios, lo que le trajo la antipatía y la envidia de Góngora y Quevedo, pero también la admiración de Lope. En el campo teatral destacó Ana Caro, quien recibió numerosos encargos literarios por parte de la nobleza sevillana y madrileña del siglo XVI. Lope de Vega rindió homenaje en algunos de sus escritos a la literatura femenina. Como muestra, en su Laurel de Apolo, aparecen desde Safo y Pola Argentaria, a Cristobalina Fernández de Alarcón, Juliana Morell, Santa Teresa de Jesús, María de Zayas, Amarilis, Vittoria Colona y Laura Tercina.

 

 

 

La comisaria de El Despertar de la Escritura Femenina en Lengua Castellana deja patente que "las primeras escritoras españolas lo tuvieron muy difícil para salir adelante, porque vivían en una sociedad machista", pero, afortunadamente, sus obras han llegado hasta nosotros para que las juzgue la historia como se merecen. La imprenta ha permitido que lleguen hasta nosotros los escritos de hombres y mujeres, muchos de los cuales, de no ser por ella, se habrían perdido. Asomarse a esos tesoros es ir de sorpresa en sorpresa al comprobar que, en aquellos albores, cuando aún se estaba pasando no sólo de manuscrito a libro impreso, sino de latín a romance, las mujeres tenían un papel en la cultura y participaban en las manifestaciones sociales.

A los tesoros escritos se suman en la muestra los retratos de época que se conservan en la sección de Iconografía Hispana. Captar de una mirada los rostros y la interpretación del momento de estas escritoras es el complemento perfecto a la lectura de sus textos. Han pasado siglos, y comprobar actualmente lo viva que sigue esta literatura femenina es motivo de una celebración, lo cual incluye el hecho de que la BNE colabora activamente en liberar a estas obras -y con ellas a todo un mundo- de "las injurias de los años".

 

 

 

La exposición Durero Grabador. Del Gótico al Renacimiento, comisariada por Concha Huidobro (Jefa de la Sección de Grabados del Servicio de Dibujos y Grabados de la Biblioteca Nacional de España) y que podrá contemplarse entre el 6 de febrero y el 5 de mayo en la Sala Recoletos de la BNE, representa una muestra del genio creativo de uno de los grandes artistas de los siglos XV y XVI.

Consta de 116 estampas sueltas y seis libros, pertenecientes a la Biblioteca, y está dividida en cuatro secciones, en la primera de las cuales se muestra un panorama del grabado alemán de la época de Durero, con piezas de artistas de las escuelas de Nuremberg, Ausburgo, Basilea, Estrasburgo y Sajonia, entre otras, junto con las del grupo de los Pequeños Maestros. Así pues, se cuelgan obras de Hans Golbein, Lucas Cranach, Hans Baldung Grien, Albretch Altdorfer, los hermanos Baham, Georg Pencz, Heinrich Aldegrever o Hans Burgkmair. En este apartado se puede percibir la calidad de los grabados de estos artistas, que contribuyeron con su obra a que esta época fuera considerada la edad de oro del grabado alemán. El resto de secciones están dedicadas enteramente a los grabados de Alberto Durero, con un total de noventa y tres obras, que se muestran de forma cronológica.

Todos los fondos de esta muestra, las 116 estampas y los 6 libros, pertenecen a la BNE, y en ella están sus mejores grabados. Básicamente, las mejores obras de Durero se conservan en la BNE. Entre ellas, las series religiosas (El Apocalipsis, La Pasión, La Vida de la Virgen, las dos "Pasiones" pequeñas...) están completas. Por ejemplo, del Apocalipsis se expondrán la portada y cinco estampas, y cuatro de Vida de la Virgen, otras cuatro de la Pasión grande, y ocho de las dos "Pasiones" pequeñas. Entre los libros, podemos destacar la portada del incunable de San Jerónimo, que se cree que es el primer grabado de Durero. La colección de Durero que se conserva en la BNE es la más importante de España y una de las mejores del mundo. Quizás las más importantes sean las del British Museum, Biblioteca Nacional de Francia, Nuremberg y Berlín.

 

 

 

La exposición Durero Grabador. Del Gótico al Renacimiento está coorganizada por la BNE y la Fundación CajaCanarias. De la primera época (1490-1498) están las estampas que realizó para el gran libro El Apocalipsis. En la segunda (1499-1514) siente una gran preocupación por las proporciones del cuerpo humano y la búsqueda de la belleza, que da como resultado el magnífico buril Adán y Eva. También, series religiosas como La Pasión Grande, La Vida de la Virgen, La Pasión Pequeña, antes citadas, y piezas tan importantes como El Caballero, la Muerte y el Diablo, La Melancolía y San Jerónimo, esta última también citada.

De entre las anteriores, La Melancolía (imagen superior izquierda) es la que mayor cantidad de literatura ha generado por su belleza expositiva, su compleja iconografía, su mensaje misterioso o su excelente manejo del buril. A Durero, muy influenciado por Leonardo y su maestro Verrocchio en lo que respecta a las proporciones y a las ideas sobre el hombre, le interesaba la cabalística y por ello en esta obra aparece un cuadrado mágico, con uno números que, se sumaran como se sumaran, siempre daban como resultado 34. Aún no se ha descubierto exactamente el significado que Durero daba a ese número.

La última parte de esta exposición (que abarca la etapa comprendida los años 1515 y 1528), se centra, por un lado, en los trabajos que hizo para su gran mecenas el emperador Maximiliano I (el llamado "periodo decorativo"), y van desde El Arco Triunfal al Gran Carro Triunfal. También se exhibirán su retrato, su famoso Rinoceronte, varios de sus pocos aguafuertes, otros retratos y sus últimas obras religiosas. Igualmente, pueden contemplarse tratados de arte ilustrados con xilografías. A Durero siempre le obsesionó la idea de la muerte, pero no dejó de afirmarse en la vida. Su fama como magnífico grabador fue internacional, sus novedosas soluciones técnicas y su cuidado por el detalle revolucionaron el mundo del grabado.

 

 

Exposición El despertar de la Escritura Femenina en Lengua Castellana del 30 de enero al 21 de abril de 2013. Exposición Durero Grabador. Del Gótico al Renacimiento del 6 de febrero al 5 de mayo de 2013. Dirección de la BNE: Paseo de Recoletos, nº 20-22, Madrid. Horario: martes a sábado, de 10:00 a 21:00 horas; domingos y festivos y los días 18 y 28-30 de marzo y 2 de mayo, de 10:00 a 14:00 horas; cerrado los lunes y el día 1 de mayo.

 

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