El monasterio de El Paular, situado en el término municipal de Rascafría (Madrid), se fundó en el año 1390 por mandato del rey Juan I de Castilla, quien escogió para su ubicación un paraje que frecuentaba para cazar. Fue el primer establecimiento de monjes cartujos en el reino y llegó a ser el más importante.

El patrocinio real permitió ampliaciones sucesivas y reformas importantes hasta el siglo XVIII. El esplendor de la cartuja declinó en la centuria siguiente como consecuencia de la exclaustración y los decretos de desamortización de los bienes eclesiásticos. Tras pasar a manos privadas, el Estado compró parcialmente el monasterio en el año 1876. El resto, hasta los límites actuales, lo adquirió en el año 1943. Una parte del conjunto se cedió en usufructo en el año 1954 a la orden benedictina, que lo habita desde entonces, mientras que otra parte está destinada a uso hotelero.

La intervención en las cubiertas que está llevando a cabo el Instituto del Patrimonio Cultural de España permitirá frenar su deterioro y asegurar su estabilidad y estanqueidad, además de mejorar el acceso a las mismas en condiciones adecuadas de seguridad para realizar labores de mantenimiento y conservación.

Para lograr lo anterior se ha optado por un sistema constructivo que garantiza la ventilación y evita la condensación procedente del vapor de agua que se genera en el interior de los inmuebles, con lo que también se evita la rotura de tejas y el deterioro de los morteros por efecto de las heladas. Debido al clima húmedo y frío de esta zona, la teja a emplear deberá superar las características establecidas en la correspondiente norma en cuanto a su capacidad para soportar ciclos de hielo y deshielo.

Además de las labores de conservación y restauración de las cubiertas se ha iniciado paralelamente una investigación arqueológica que permitirá ampliar los resultados obtenidos en excavaciones anteriores. Estos trabajos cuentan con un presupuesto de 116.799 euros para tratar de localizar los restos correspondientes a las estructuras asociadas al exterior de la panda este del claustro principal y su continuación hacia el norte. De este modo, se ampliará el conocimiento de toda la zona, lo que facilitará, tras la identificación de la secuencia de ocupación, su tratamiento, interpretación e integración en el conjunto arquitectónico de forma coherente.