Imagen de Cristo Crucificado bajo la advocación de la Agonía, realizada por el escultor e imaginero cordobés a tamaño natural (185 cm de altura) en madera de cedro policromada al óleo, a base de veladuras y pátinas intermedias, para el municipio albaceteño de Pozo Cañada.

Presentada y bendecida ayer, esta nueva creación de Francisco Javier López del Espino representa el instante previo de la muerte de Jesús, que, inclinado hacia delante, con la cintura hundida y los pies apoyados sobre el madero, saca sus últimas fuerzas para tomar el último suspiro de vida

El semblante, con los acuosos ojos dirigidos al cielo, refleja no solo el dolor que sobrelleva en su estertor, sino también esa angustia tan bien descrita por el estudioso Johannes Messner: un sufrimiento espiritual por el que Cristo padeció todas las penas de la humanidad con su sacrificio en la cruz.

Pese al culmen dramático del momento, el Crucificado no está interpretado con demasiada violencia, reemplazando el autor el escorzo y el rostro desencajado por cierto envaramiento con el que parece querer plasmar la fortaleza divina del Redentor.

Las carnaciones son atezadas, concentrándose mayormente las heridas en la espalda, rodillas, hombros y en las llagas causadas por los clavos. El sudario, de complicados pliegues, posee soga natural, elemento superpuesto como las gotas de vidrio que simulan sangre; no así la corona, tallada en la misma cabeza.