Seis meses después de que se iniciarán los trabajos, la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León presentó ayer la restauración del Retablo del Santo Cristo de la Catedral de León y la reja gótica que cierra la capilla donde recibe culto. Se trata de una intervención que ha permitido devolver la composición original a estas dos valiosas piezas; fechadas en los siglos XVI y XV, respectivamente.

Tras una investigación previa, que ha permitido conocer en profundidad la historia, características y necesidades de este retablo de estilo plateresco, la Fundación del Patrimonio, a través de un equipo compuesto por doce expertos en diferentes áreas, ha aplicado diferentes tratamientos de limpieza, eliminación de adiciones y cuerpos extraños, rellenos de pérdidas, y reintegración de policromías y dorados.

Uno de los resultados más complicados, pero también más efectivos, ha sido la recuperación de las carnaciones de las tallas renacentistas del escultor castellano Juan de Balmaseda (posiblemente originario de Palencia, nacido hacia 1487 y fallecido en torno a 1576) que alberga el retablo, especialmente las de las tres figuras (Cristo Crucificado, la Virgen Dolorosa y San Juan Evangelista) que componen su Calvario central.

Según María Luisa López Ávila, responsable de gestión y administración de Uffizi, empresa encargada de los trabajos de conservación y restauración, "se ha recuperado la expresión y los tonos originales de los policromadores del siglo XVI" (...) "hemos podido analizar, desde muy diferentes puntos de vista, el nivel de ejecución de esta obra, y recuperar algunos motivos de los brocados aplicados en los ropajes de las tallas, que antes no se apreciaban y ahora se han comprobado que están hechos con una maestría impresionante".

El retablo se hallaba muy deteriorado por la suciedad acumulada, restos de humo y cera, daños en su estructura e intervenciones anteriores sufridas en los siglos XIX y XX. Las intervenciones históricas también han desvirtuado bastante la reja, cuya apariencia original ha sido igualmente recuperada, reforzándose su estructura, eliminando grietas, y corrigiendo oxidaciones y deformaciones; de esta forma, ahora se puede apreciar la calidad de la labra, oculta bajo los espesos repintes que cubrían los barrotes.

Este proyecto de restauración se ha hecho extensible a toda la capilla, lo que ha permitido también restaurar la mesa del altar, la tarima, la bancada de madera, los apoyos de piedra y su iluminación. Se trata de la tercera intervención que ha financiado esta Fundación en la catedral leonesa, después de recuperar en 2009 las pinturas murales de Nicolás Francés en la Capilla de Santa Teresa y en 2003, varios conjuntos de vidrieras.

El retablo está situado en la cabecera del templo. Las tallas de Balmaseda que lo componen son la Virgen, el Cristo, San Juan y los cuatro Evangelistas. El retablo y las tallas, además de su importancia como conjunto escultórico, tienen gran relevancia para la Catedral de León, ya que en el templo hay bastantes obras góticas y renacentistas, pero apenas esculturas que hagan de puente entre uno y otro estilo, como es este caso.