El Palacio se asienta sobre un solar que donó la reina Doña Urraca al Obispo Don Pelayo, en el año 1120, junto a la Catedral, con el fin de construir la sede episcopal. En 1886, un terrible incendio destruyó el edificio, lo que hizo que el obispo Juan Grau, natural de Reus (Tarragona), el mismo pueblo natal de Antoni Gaudí, encargara a su paisano la construcción de este monumento, cuya primera piedra se puso el 24 de junio de 1889. Este obispo consiguió interesar a Gaudí en Astorga (León) y "le ofreció construir un palacio que sorprendiera al mundo", ha recordado en su discurso el obispo de Astorga, Camilo Lorenzo.

El Palacio, de estilo neogótico, consta de cuatro torres cilíndricas coronadas por capiteles y rodeadas por un foso. Su construcción supuso el contrapunto de una ciudad histórica, de origen romano, y cuya mirada estaba centrada en su esplendoroso pasado. En 1893 Gaudí acabó de construir la Planta Noble del Edificio, en un año en que el obispo Juan Grau falleció. A la muerte de este obispo, y tras diversas desavenencias con el cabildo, con quienes no llegaba a un acuerdo para terminar las obras, el arquitecto catalán abandonó enfadado el proyecto, no quiso saber nada del mismo e incluso quemó los planos. "Serán incapaces de terminar y capaces de dejarlo interrumpido", exclamó por entonces Gaudí, según ha recordado Camilo Lorenzo.

Doce años después todavía el Cabildo seguía intentando convencer al arquitecto catalán para que continuara la obra, algo que no sucedió y, tras diversos avatares, finalmente fue el arquitecto Ricardo García Guereta el que la concluyó. Sin embargo, el proyecto de Palacio se le atribuye a Gaudí, ya que fue el autor de la mayor parte.

Este año se celebra el centenario del fin de aquellos trabajos, con un programa de actos que incluyen incluso la restauración del monumento y actividades de divulgación del edificio, en virtud de un acuerdo entre el Cabildo y la Junta de Castilla y León. Desde hace cincuenta años, este edificio alberga el Museo de los Caminos, lo que ha convertido en el Palacio Episcopal en un "joyero" de los tesoros de Astorga, casi todos eclesiásticos.

Este lugar alberga pinturas románico-góticas, tallas barrocas, una gran colección de orfebrería -especialmente de plata y cruces-, entre otras joyas que hacen un repaso a la historia de la ciudad. La planta noble del edificio por sí misma constituye "un auténtico museo", ha explicado en su intervención el director de esta entidad cultural, José Fernández. "El museo de los caminos es como un roble frondoso que hunde sus raíces en la prehistoria y ha crecido durante siglos dando frutos", ha explicado el director al recordar que esta entidad también alberga obras contemporáneas de pintores leoneses.

El Palacio Episcopal de Astorga (León) es una de las tres únicas obras que el arquitecto catalán Antoni Gaudí i Cornet (Reus, Tarragona, 1852 - Barcelona, 1926), figura capital del modernismo catalán, creó fuera de Cataluña, junto al Edificio de Botines de León y el Capricho de Comillas, en Cantabria.

Al acto inaugural del Palacio tras su reciente restauración han acudido además dos parientes del arquitecto: su sobrina-nieta, que se confesó emocionada, y el marido de ésta, Luis Ignacio García, con quien se casó en la Sagrada Familia de Barcelona, diseñada por Gaudí, y quienes viven en Reus, ciudad natal del arquitecto.

La piedra granítica de color grisáceo del Palacio contrasta con las tonalidades rosáceas que muestra el templo catedralicio. Aunque Gaudí no llegó a terminarlo, dejó su sello inconfundible en su aspecto de castillo del norte de Europa, dotado de multitud de ventanas asimétricas, torres y chapiteles; en sus interiores de gran luminosidad, incluso en los sótanos, y en la decoración que es parte integrante de la arquitectura, merced a las aristas de los arcos, los nervios de las bóvedas o la bicromía que ofrecen la piedra y el ladrillo. Vidrieras de vivos colores y azulejos de tipo vidriado completan tan singular conjunto arquitectónico.