EXPOSICIONES DE DALÍ Y MIRÓ EN LEÓN

Federico Fernández Diez (20/09/2011)


 

 

Las miradas de San Francisco de Asís y de Joan Miró coincidieron en el sol y en las estrellas; también en las pequeñas cosas, los detalles de nuestro orbe, una brizna de hierba o una flor. Por eso resulta estimulante tratar de enlazar ambos personajes, a través de los destellos del arte y la poesía.

Joan Miró ilustró en 1975 el poema de Francisco de Asís, Cántico del Sol, traducido al catalán por Josep Carner, en volumen editado por Gustavo Gili que contenía 35 grabados originales. Señalaba Tomás Álvarez que el poema de Francisco de Asís y la pintura del artista catalán mantienen una estrecha afinidad, ambos proclaman la solemne humildad de las cosas de la tierra, del agua y del fuego, del sol, la luna, de los árboles y las plantas todas... Miró es, como Francisco de Asís, un ser que no puede alejar su mirada de su entorno, de la naturaleza.

Francisco de Asís no solo fue un austero fraile que conmovió a su sociedad con una vida ejemplar y una sensibilidad magnífica para los seres más desprotegidos. Es también un excelente poeta que ha pasado a la historia de la literatura italiana por su frescor y belleza. Compuesto en los días finales de la vida del santo, en los inicios del siglo XIII, dicho poema lo muestra como ser que está en comunión con todas las criaturas. Todas son un regalo del Creador y sin ellas el hombre no puede sobrevivir. Sorprende ese profundo respeto y admiración por la naturaleza, desde la flor al sol, un amor que también vemos fluir de las creaciones del pintor Miró.

Ahora, en el siglo XXI los científicos alertan sobre las nefastas consecuencias de la explotación incontrolada de los recursos naturales, se habla de educación ambiental, y el respeto al medio ambiente se plantea como una ineludible condición para la supervivencia de las futuras generaciones. Francisco de Asís y Joan Miró no necesitaban argumentar su amor por todas las cosas que conforman nuestro mundo, grandes e impresionantes como el sol o casi imperceptibles, como una pequeña brizna de hierba.

Hace ya demasiados años comencé mi modesta colección de arte comprando una litografía de Miró firmada a mano, titulada Artefacto, en una sala de subastas de Barcelona. Años después compré a un anticuario otra litografía más sencilla, firmada en plancha perteneciente a la serie Maravillas Acrósticas en el Jardín de Miró, la cual tuve en mi casa colgada en el salón con un lujoso marco durante años. Ambas las vendí por mucho más del doble de lo que había pagado por ellas. Por suerte, esta experiencia no despertó en mí  la codicia inversora y mercantilista del arte, sino al contrario: la codicia por atesorar arte, por disfrutar del contacto directo y la contemplación de obras que me transmiten emociones y sensaciones que solo el arte es capaz de provocar.

La obra cultural de FUNIBER me ha permitido seleccionar y adquirir colecciones que, independientemente de su valor económico, muy diferente entre ellas, en todos los casos tienen un gran interés artístico y cultural.

En esta ocasión presentamos una serie de 20 litografías tremendamente populares que se editaron en 1975 en un libro-carpeta de lujo: Maravillas con Variaciones Acrósticas en el Jardín de Miró, con poemas realizados  por Rafael Alberti específicamente para esta publicación.  Los versos se inspiran en la vida de Miró y su compañera Pilar  evocando  un viaje a un jardín imaginario lleno de rosas, lavandas, acacias, oleandros (Miroflor), y habitado por mariposas, grillos, y por hormigas (Miroinsecto).

El Miró ilustrador no se diferencia del Miró pintor, escultor, creador de tapices y autor de obra gráfica. En todos se manifiesta el mismo lenguaje y el mismo concepto pictórico. El universo mironiano permanece inalterable con independencia del medio y el soporte empleados; si bien, en esta serie, Miró se nutre de los versos albertianos para acomodar  sus característicos símbolos caligráficos a la configuración visual de los textos de Alberti y a  las imágenes sugeridas por los versos del poeta.

El proceso creativo de Joan Miró es fiel al deseo del artista de aplicar los colores y los trazos como signos de escritura pictórica, en la misma forma que se aplican las palabras para dar forma a los poemas (caso de Rafael Alberti) o las notas para dar forma a la partitura musical. Pintura, música y poesía surgen mágicamente evocadas por los signos del pintor poeta. Signos, color y ritmo le han bastado para hacer su mensaje universal.

 

 

En la edición de Artco France, titulada El Universo Fantástico de Dalí (París, 1989), se recoge una afirmación del propio Salvador Dalí: "Las multitudes desfilan y seguirán desfilando ante mis cuadros porque su instinto sospecha confusamente y con admiración que mis obras esconden tesoros de una autenticidad deslumbrante que nadie ha logrado percibir, tesoros artísticos que lo serán cada día más, quizá y sin quizá".

La serie de 25 litografías de Dalí toma el título de la edición ilustrada por François Despréz, editada por el librero y bibliófilo francés Richard Breton en el año 1565, Les Songes Drolatiques de Pantagruel, de cuyas 120 ilustraciones Salvador Dalí toma 25. Los grabados de Desprez fueron reeditados entre los años 1823 y 1826 por Dabilon en París, y comentados por Charles Esmangart y Loi Johanneau. El francés François Despréz ilustró el quinto de los volúmenes que completa el ciclo Pantagruel, novela póstuma atribuida a Rabelais y publicada en el año 1564, y aunque se presentaron fraudulentamente como ilustraciones del propio Rabelais  para el quinto libro, lo cual debía agradar sin duda a Dalí, sí que toman descripciones que aparecen en las obras para la invención de los personajes dibujados.

Describe Rabelais en el capítulo primero de Pantagruel el origen de éste: "a causa de sucesos tan sorprendentes que los astrólogos no han sabido explicar, brotaron por doquier suculentos nísperos gigantes, cuya ingesta provocó accidentes diversos: a todos les sobrevino una hinchazón muy horrible en el cuerpo, aunque no a todos en el mismo sítio. A algunos se les hinchó el vientre y éste se les volvió giboso como un gran tonel, de donde viene aquello de Ventremomnipotenten. A otros se les hinchó la espalda y eran tan jorobados que les llamaban montíferos, es decir, porta-montañas. A otros se les hinchó en longitud el miembro. Tanto, que de él se servían para fajarse, envolviendo la cintura cinco o seis veces. A otros les crecieron los cojones tan enormemente. Que cuelgan hasta el fondo de las calzas. A otros les crecieron las piernas, y al verlos, habríais dicho que eran flamencos o grullas. A otros les creció tanto la nariz, que parecía un tubo de alambique. A otros les crecían las orejas, y, tan grandes las tenían que de una de ellas hacían jubón, calzas y sayo, y con la otra se envolvían como con una capa española. Otros crecían en estatura; de ellos proceden los gigantes, y, de estos Pantagruel".

En este pasaje podemos ver descritos muchos de los personajes que grabó Despréz y que recreó Dalí. Como afirmaba González de Zárate, "tras este análisis sobre las fuentes del Pantagruel que grabara Dalí sacamos a la luz el tesoro de una autenticidad deslumbrante que hemos logrado percibir despejando sospechas confusas. Aunque Desprez se convierte en la fuente de inspiración y, en consecuencia, matiza la citada autenticidad deslumbrante, la serie de 25 láminas es y será -sin quizá- un gran tesoro artístico".

En la colección de laminas Las Cenas de Gala que Salvador Dalí elaboró con la colaboración de los cocineros del Maxim's, el artista desarrolla, mediante un sistema similar al fotomontaje, imágenes de gran fantasía e imaginación a partir de los platos diseñados con los cocineros, que Dalí convierte en muestras singulares de su surrealismo más ortodoxo.  A partir de ellas, se editó un libro de recetas de cocina ilustrado con los dibujos de la serie de Pantagruel que Dalí realizó a partir de los grabados de Despréz que ilustraban el último texto de Rabelais.  La muestra reúne las dos series tal como hizo el artista en la edición del libro Las Cenas de Gala. El gigante Pantagruel y sus comilonas inspiran también los textos de Salvador Dalí para ese libro.

 

Exposiciones Maravillas de Miró, integrada por la muestra de litografías titulada Maravillas con Variaciones Acústicas en el Jardín de Miró, y El Canto del Sol de Miró, de grabados, en las Salas de Exposiciones Ateneo Cultural el Albéitar (Avenida Facultad de Veterinaria, s/n, León). Exposición La Cocina de Dalí en las Salas de Exposiciones del Campus de Ponferrada (León). Ambas estarán abiertas hasta el 21 de octubre de 2011 en horario de 12:00 a 14:00 y de 18:30 a 20:30 horas (lunes a viernes). Federico Fernández Diez es investigador de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) y comisario de las tres muestras.

 

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