Hace escasos días, el escultor tuvo el placer de entregar unos de los trabajos más emotivos que ha tenido el privilegio de realizar a lo largo de su trayectoria artística. Se trata de una escultura de Jesús Niño que le ha sido encargada por la Pastoral Sanitaria del Obispado de la Ciudad de Córdoba.

El objetivo principal de este trabajo era concebir una imagen que, tanto por su temática como por su tamaño, pudiera estar físicamente a disposición de todos los enfermos que necesitaran de su presencia. Enfermos de cualquier índole y en las circunstancias más adversas. De ahí que se optara por la figura del Niño Dios.

Dicho simulacro, de los más demandados siempre por templos y particulares dado su encanto y ternura, cuenta en esta creación de Antonio Labrador con una altura aproximada de 50 cm, tallado en madera de cedro y policromado mediante la técnica de colores sobrepuestos o veladuras.

El Niño, dispuesto tumbado o sedente sobre una peña, porta también ojos de cristal, a la par que pestañas superiores elaboradas con pelo natural. Todo ello enfocado a conseguir la unción sagrada y una "naturalidad" que llame a la oración de las personas que tengan la oportunidad de contemplar la imagen.