PALABRAS DIVINAS

28/08/2006


 

Últimos días para ver en el Museu Egipci de Barcelona la exposición Palabras Divinas, dedicada a la escritura del Antiguo Egipto, considerada por sus habitantes como un verdadero regalo de los dioses y un conjunto de palabras mágicas cuya fuerza y poder eran capaces de obrar tanto en esta tierra como en el Más Allá. 

Tras la desaparición de la civilización faraónica, la lengua egipcia dejó de utilizarse de forma paulatina. El gran legado de la tierra del Nilo quedó en gran parte sumido en el olvido. La expedición de Napoleón Bonaparte a Egipto en 1798 y la posterior publicación de la Description de l'Égypte, obra considerada el punto de partida de la egiptología, abrirían el camino hacia el desciframiento de la escritura jeroglífica llevada a cabo por Champollion.

Este largo recorrido hasta el desciframiento de los jeroglíficos y la aparición de las primeras grandes obras egiptológicas, queda espléndidamente reflejado en la muestra que presenta el Museu Egipci de Barcelona. La exposición se centra en dos ámbitos de interés: las antigüedades de la Colección de Arqueología Egipcia Jordi Clos, así como diferentes libros y documentos procedentes de los fondos de la Biblioteca Jordi Clos, cuyas fechas van desde el siglo XVI hasta principios del siglo XIX. A todo ello, hay que sumar la reproducción en 3D de uno de los templos más emblemáticos del Egipto faraónico, que ha sido posible gracias a la documentación extraída de nuestros fondos bibliográficos.


DESARROLLO EXPOSITIVO

Presentación
La bienvenida a la exposición corre de la mano de la diosa Seshat, "Señora de las bibliotecas", junto a una introducción que explica el porqué los antiguos egipcios consideraban su escritura como un conjunto de palabras divinas, regalo del dios Thot, divinidad asociada con las ciencias, las letras, el calendario y los escribas.

El origen de la escritura jeroglífica
Se remonta al período denominado Nagada II o Guerzense (3500-3200 a.C.). Los primeros testimonios proceden del contexto funerario. Se trata, sobre todo, de objetos como sería el caso de las cerámicas. Posteriormente, harán su aparición nuevos signos jeroglíficos que evidencian, por primera vez, nombres de reyes y títulos. A finales de la época tinita ya existían una treintena de signos o grupos de signos jeroglíficos.

Los tipos de escritura
Los antiguos egipcios utilizaron tres tipos de escritura diferentes: el jeroglífico, el hierático y el demótico. El primero en hacer su aparición fue el sistema jeroglífico. Sin embargo, debido a su complejidad, y ante la necesidad de obtener un sistema de escritura más operativo, a la hora de gestionar la administración del Estado, se buscó una grafía más sencilla. De este modo nacería el hierático y posteriormente, hacia el 800 a.C. el demótico.

Los soportes para la escritura
La escritura jeroglífica se halla indisolublemente asociada a la arquitectura tanto funeraria como religiosa, así como a diferentes tipos de objetos con diversas finalidades. Los signos jeroglíficos fueron grabados o pintados sobre piedra, papiro, madera, terracota, tejido, metales, entre otros. Un nutrido ejemplo, a partir de piezas procedentes de la Colección de Arqueología Egipcia Jordi Clos, ilustra dichos soportes. Cabe destacar la estatuaria expuesta que denota una gran singularidad artística.

Los escribas
Pueden ser considerados como el verdadero motor de la administración del Estado egipcio. Se trataba de una de las profesiones más elogiadas y respetadas. Sus miembros gozaron de privilegios, además de poseer un importante estatus. Las actividades de los escribas fueron muy extensas. Entre ellas cabe destacar las tareas de escribir, registrar y supervisar.

El legado literario de los antiguos egipcios
El legado de los antiguos egipcios es tan colosal como sus monumentos. Un gran número de textos procedentes, en su mayor parte, del ámbito funerario y religioso, han permitido conocer multitud de aspectos sobre esta cultura. Los documentos son muy variados. Abarcan diferentes ámbitos y temáticas. De esta forma, hallamos autobiografías, aleccionamientos, cuentos, poesía amorosa, textos religiosos, políticos y mágicos. Si a estos le añadimos toda la producción científica, es posible conocer, en buena medida, la mentalidad de los antiguos habitantes del Nilo.

El olvido de Egipto
La implantación del cristianismo como religión oficial en Egipto, entre los siglos IV y V, tuvo como consecuencia la clausura de los templos dedicados a las divinidades egipcias. En estos lugares también se enseñaba el arte de escribir y las ciencias. De esta forma, desapareció el saber de la civilización faraónica. La invasión árabe del siglo VII provocó el aislamiento de Egipto con respecto al Occidente cristiano. Las únicas referencias que quedaron de la cultura faraónica fueron los testimonios de los viajeros de la antigüedad clásica. A partir de entonces, las primeras noticias sobre Egipto vendrían de la mano de los peregrinos. Con el tiempo, Egipto se transformaría en una leyenda viva; en un lugar misterioso, objeto de las especulaciones y fantasías más diversas. El siglo XVIII marcará el inicio de los primeros viajes a Egipto protagonizados por aventureros. Ávidos de curiosidad, recorrerían todos los confines del país. Las narraciones de sus viajes y sus dibujos fueron los que despertaron el interés por la olvidada civilización egipcia.

El despertar de una ciencia
El despertar de la egiptología nació de la mano del general francés Napoleón Bonaparte y su expedición militar a Egipto. Además de un nutrido número de soldados, Napoleón se hizo acompañar por un importante grupo de sabios pertenecientes a distintas disciplinas. La labor realizada, por los miembros de dicha expedición científica, tuvo como consecuencia, la edición de la obra enciclopédica titulada La Description de l'Égypte. Una parte de la misma está dedicada a los monumentos y objetos pertenecientes a los antiguos egipcios. Se trata de la primera publicación rigurosamente científica sobre el antiguo Egipto. Se la considera el punto de partida de la egiptología, una ciencia que despegará, de forma definitiva, con el desciframiento de la escritura jeroglífica, llevado a cabo por Champollion, veintitrés años después del descubrimiento de la piedra de Roseta, documento clave usado por este insigne personaje. A partir de este momento nacían, definitivamente, los estudios egiptológicos enmarcados dentro de una disciplina académica.

Aventureros, artistas y egiptólogos
Durante el siglo XIX un gran número de aventureros, artistas y verdaderos estudiosos de los vestigios faraónicos, visitarían Egipto. Su legado es de gran importancia. Gracias a sus pinturas, grabados, detallados informes y minuciosas descripciones, poseemos una documentación única que permitió asentar las bases de la egiptología científica.

 

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