La iconografía de San Juan Bautista Niño o San Juanito es una creación propia del Renacimiento italiano, que nace con el afán de humanizar la figura del precursor de Jesús. Su representación se hizo muy popular durante el arte sacro del Barroco, especialmente en Andalucía.

El pasado mes de septiembre la Fundación Caja Rural de Jaén firmó un convenio con la Parroquia de San Juan y San Pedro de la capital jiennense para la restauración de esta escultura de San Juan Bautista Niño o San Juanito. Es ahora cuando, una vez finalizados los trabajos de restauración a cargo de Pilar Vegara Polaina, lo presenta públicamente en el Espacio la Rural (Paseo de la Estación 3, Jaén) para verlo y conocerlo. 

Tenemos pocos datos sobre el origen de esta escultura anónima del siglo XVII, algo tosca en su ejecución pero repleta de encanto gracias al movimiento de sus volúmenes y el estofado de su policromía original. Aparece de pie, en ligero contraposto, mirando al espectador. Viste túnica corta rematada por vellones y una capa. Por su composición, materiales, técnica de ejecución y apariencia estética, muestra una clara influencia de los modelos de Juan Martínez Montañés. Mide 68 x 28 x 23 cm.

La escultura está realizada en madera de pino y compuesta por varias piezas de madera. Sobre la capa de preparación aparecen la policromía de las carnaciones y el estofado en la vestimenta del santo.

Presentaba un mal estado de conservación. La madera presentaba fisuras y grietas, con pérdidas de soporte en los dedos de ambas manos, así como en el pie izquierdo y en la peana, y agujeros producidos por insectos xilófagos en una zona puntual de la figura. La capa de preparación había perdido adhesividad, con faltas y levantamientos en gran parte de la obra. El craquelado estaba muy pronunciado, especialmente en las carnaciones. La escultura se encontraba repolicromada.

El tratamiento de restauración consistió en la fijación de la policromía de las carnaciones, recuperación de la policromía original, sellado de grietas, reintegración volumétrica de la madera del soporte, estucado y desestucado de las lagunas y la reintegración cromática.

Aunque en un principio se había descartado la eliminación del repolicromado, tras un estudio minucioso y la realización de varias catas, se pudo comprobar que aún existía gran parte de la policromía original y que, a pesar de haberse perdido el dibujo del estofado en algunas zonas, dicha policromía seguía persistiendo en la mayoría de la superficie de la obra, en un estrado subyacente, mostrando su esplendor inicial. Por todo esto, se optó finalmente por su recuperación, poniendo así en valor esta singular escultura.