RESTAURADO EN FLORENCIA EL VOLTO SANTO (SANTO ROSTRO) DE LUCCA

12/09/2025


 

 

La restauración del Volto Santo (Santo Rostro), el monumental crucifijo de madera policromada conservado en la Catedral de Lucca, ha finalizado. A partir de mañana sábado, 13 de septiembre, la obra será visible por primera vez desde su restauración. Bajo una oscura capa se ha revelado la hermosa policromía, devolviéndole al Volto Santo su aspecto original, que databa de los siglos IX al XVII. Los "ojos terribilis" de pasta de vidrio del Santo Rostro se crearon refundiendo vidrio de la época romana. Todas las pruebas diagnósticas confirman que fue realizado el siglo IX, lo que lo convierte en uno de los tres crucifijos de madera más antiguos de Occidente y el mejor conservado de todos ellos.

La restauración, dirigida por el Sector de Restauración de Esculturas de Madera Policromada del Opificio delle Pietre Dure (Florencia), ha sido llevada a cabo por Francesca Spagnoli. Los trabajos han durado más de tres años: tras una primera fase de manipulación especialmente compleja, debido tanto a la antigüedad y deterioro que presentaba la obra como a sus dimensiones (250 x 270 cm, 442 x 286 cm con la cruz), y una fase preliminar de investigaciones de diagnóstico (2022-2023), siguió la restauración (2023-2025), que ha comprendido actuaciones muy arriesgadas como la separación del Cristo de la cruz para permitir el trabajo en las partes internas de la obra y la eliminación de la capa superficial de cera pigmentada y el repinte subyacente que la cubría, negro en el manto y color ladrillo en las carnaciones.

Bajo una pintura superficial oscura, aplicada a la escultura y la cruz a partir del siglo XVII, de forma desigual en las distintas partes, se hacen visibles los tonos de la piel del rostro, las manos y los pies de Cristo; las decoraciones en pan de oro en los bordes de las mangas y el dobladillo del manto; la refinada decoración en pan de oro de la gargantilla (quizás del siglo XV); y la coloración amarillenta del cabello y la barba. El manto es ahora azul oscuro, con una capa de lapislázuli de alta calidad en buen estado. Debajo de esta se encontraron restos de dos capas más del mismo color. Las muestras estratigráficas muestran cómo el color azul y el dorado del manto se repitieron a lo largo del tiempo. En la cruz del Volto Santo, tan antigua como el Cristo y también sujeta a repintes con el tiempo, se recuperó un precioso pan de oro con la inscripción "Alfa y Omega" sobre fondo azul, así como la evidencia de al menos dos policromías anteriores en tonos rojos y azules, enriquecidas con motivos decorativos de bandas y palmetas.

La restauración también deparó otro descubrimiento fascinante: la pasta vítrea que compone los ojos se creó mediante la refundición de vidrio de la época romana. Si bien las pupilas de un azul intenso ya eran visibles, la esclerótica blanca se cubrió con una pintura blanca de zinc del XIX, que ha sido retirada. En el ojo izquierdo, la esclerótica tenía una abertura rellena de resina. Esta restauración devolvió la profunda expresividad de la mirada del Volto Santo, una mirada penetrante de la que se ha hablado desde la Antigüedad, llamándola "terribilis"; de hecho, es la única escultura de madera de la época que aún se conserva con ojos de pasta vítrea.

 

 
 

 

La separación del Cristo de la cruz, sin acción destructiva, ha permitido conocer la técnica constructiva e identificar la especie de madera con la que está hecha la escultura. También ello posibilitó conocer a fondo el sistema de anclaje original, compuesto por seis clavijas de roble y cedro, y diseñar la estructura metálica de refuerzo. El Volto Santo, incluyendo la cabeza y las piernas, está tallado en un solo tronco de nogal. La cabeza, que sobresale significativamente del cuerpo, está tallada en la parte del tronco que mira hacia la raíz del árbol, mientras que las piernas corresponden a la parte que mira hacia la copa. La espalda de Cristo está ahuecada en toda su longitud, como era habitual en las esculturas de madera, reduciendo su grosor y mitigando así la expansión perjudicial de la madera. La nuca está cubierta con una tapa de madera, antaño revestida con tela roja, donde probablemente se colocaron reliquias. La cruz se elaboró con dos especies de madera diferentes: el brazo vertical es de castaño y el horizontal, de abeto blanco.

El gran nimbo semicircular (240 cm de diámetro, aproximadamente) que rodea el Volto Santo, cuya datación aún se está estudiando, también estaba cubierto con una gruesa capa de color oscuro. Ahora puede admirarse en toda su belleza: 14 placas de plata repujadas y cinceladas con querubines dentro de nervaduras doradas en relieve se colocaron sobre un soporte de madera, engastadas con 384 gemas de pasta de vidrio de intenso verde esmeralda y rojo rubí, con una flor de plata de cuatro pétalos en el centro. Dos lirios de hoja de cobre dorado se unen a los bordes inferiores.

En 2020, para conmemorar el 950 aniversario de la refundación de la Catedral de Lucca, el Instituto Nacional de Física Nuclear (INFN) de Florencia sometió por primera vez a la datación por carbono-14 de tres muestras de la madera de nogal con la que está tallado el Volto Santo, así como un fragmento de lienzo. El resultado fue una datación entre finales del siglo VIII y finales del siglo IX. Hasta entonces, se creía que el Volto Santo era una obra del siglo XII, realizada como una copia de un original más antiguo que se había perdido.

Durante la restauración, los resultados de los análisis de diagnóstico coincidieron en datar en el siglo IX al Volto Santo, una obra que muestra estrecha afinidad con el Crucifijo de la Catedral de Sansepolcro, también datado en el IX mediante la datación por carbono-14. En particular, las investigaciones dendrocronológicas realizadas sobre el madero de la cruz, contemporáneo del Cristo, permitieron establecer con precisión una fecha del año 860 con un margen de desviación cronológica ligeramente superior. Una datación similar se ha establecido para un Crucifijo conservado en Tancrémont (Bélgica) que procede de una abadía fundada por los carolingios. Crucifijos de este tipo, perdidos pero documentados, abundaban en los territorios del Imperio de Carlomagno, del que Lucca también formó parte desde el año 774, y no se puede descartar que el Volto Santo tuviera su origen en esa esfera carolingia.

 

 

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