El Opificio delle Pietre Dure (OPD), prestigiosa institución de Florencia dedicada a la investigación e intervención para la conservación y restauración de bienes culturales, ha restaurado el busto de Cristo Redentor atribuido al escultor Pietro Torrigiano que se conserva en el monasterio florentino de la Santa Trinidad.

La obra, una terracota policromada con la excelente calidad propia de Torrigiano (Florencia 1472 - Sevilla 1528), ha requerido una intervención exigente, precedida de una profunda campaña de diagnóstico. Dicha intervención fue realizada por restauradores del sector de materiales cerámicos, plásticos y vidrio de la OPD, dirigidos por Laura Speranza. La restauración, en la que inicialmente participaron también estudiantes de la Escuela Superior de Estudios y Formaciones del OPD, fue continuada y completada por Chiara Fornari, directora técnica del laboratorio, con la supervisión de la superintendencia competente (Jennifer Celani y luego Daniela Parenti).

Tras la consolidación de la terracota, se recuperaron los colores originales de la pieza, que aunque fragmentarios, resultaron ser de gran refinamiento, especialmente en el rostro. El resultado ha devuelto, en conjunto, naturalidad e intensidad expresiva a una escultura de exquisito modelado, de la que luego se hicieron numerosas réplicas. Dada la extensión de los grandes huecos presentes en los drapeados de la túnica, se decidió limitar las integraciones en las carnaciones, considerando también el hecho de que la terracota tiene un color claro que no perturba la visión. Esta elección también estuvo dictada por la voluntad de mantener al máximo la originalidad de una obra provista de enorme plasticidad, recuperada también gracias a la eliminación de los repintes en los espléndidos rizos castaños del cabello.

Es probable que su precario estado de conservación haya sido influenciado por la colocación de la terracota en un nicho de la cripta de la Santa Trinidad. El ambiente húmedo provocó no solo la pérdida de color sino también el desconchado de la propia terracota con pérdidas de material visibles en los rizos y en los vestidos.

Presente en la muestra "Verrocchio. El maestro de Leonardo" (2019), el busto se fechó en la etapa juvenil de Torrigiano (1492-1495), como reinterpretación de los modelos de Verrocchio en los que el artista tradujo la superioridad imperturbable del Redentor misericordioso a una humanidad más terrena y comunicativa.