La obra más reciente del artista sevillano, realizada expresamente para la exposición Barro Madera y Sangre (ver enlace), es hasta ahora su proyecto más ambicioso: un nazareno a tamaño natural, realizado en terracota y madera policromada (300 x 100 x 86 cm), disponible para su adquisición, que con gran dificultad carga la pesada cruz apoyada sobre uno de sus hombros. Cabizbajo, muestra en su rostro todo el dolor de este mundo.

Este nazareno se exhibe en la sede II del Conjunto Monumental de San Juan de Dios (Murcia). Aunque la estética de su autor se mueve dentro de los cánones del clasicismo, en los últimos años se ha producido un cambio notable en su trabajo que ya anticipa la llegada de ciertos aires de renovación. Las anteriores formas de líneas más perfectas han dejado paso a unos volúmenes menos acabados, pero más expresivos, de manera que han adquirido tal fuerza que parecen querer abandonar el barro.

Ismael Delgado Carrasco sigue conservando ese carácter intimista y de recogimiento que, en general, se deja ver en toda su obra, pero con ciertos elementos un tanto tenebristas que aportan un halo de misterio. La manera de entender el sufrimiento, antes silenciosa y moderada, ahora se ha vuelto mucho más abierta, pasional y emotiva. Un cambio de actitud que ha enriquecido su obra y su manera de comunicarse con el espectador.