La restauración ha sido practicada en el templo granadino de San Miguel Bajo, concretamente en la rica decoración mural que simula un retablo en lo que en su día fue capilla del Cristo de la Redención, hoy dedicada a San Miguel Arcángel. Estos frescos de estilo barroco se encuentran bajo la protección de Bien de Interés Cultural y son una obra anónima del siglo XVIII (hacia 1750-1770).

La intervención desarrollada desde el pasado mes de abril por la empresa Clave Restaura ha sido financiada en un 80 % con los fondos aportados por la Junta de Andalucía para conservar, restaurar e inventariar los bienes muebles del patrimonio histórico de carácter religioso de Andalucía, y en un 20 % por la Hermandad de María Santísima de la Aurora, cotitular del templo, a través de una campaña de recaudación de fondos. Dicha cofradía de penitencia, promotora de la intervención, ha contado con el asesoramiento del Arzobispado de Granada.

El resultado de los trabajos fue presentado el pasado 19 de noviembre en el templo. La presentación incluyó un acto conducido por el historiador Isaac Palomino Ruiz, quien se ha hecho cargo del estudio artístico de los murales, y contó con la participación de Dionisio Olgoso, regente de Clave Restaura, quien explicó las causas y el minucioso proceso llevado a cabo de cara a la restauración de estos murales pictóricos.

Dichos murales presentaban daños muy serios debido a la humedad por capilaridad que durante siglos sufrió la capilla. No fue hasta 2008 cuando el problema fue subsanado por el exterior del edificio. Los daños eran especialmente graves en el mortero de yeso sobre el que fueron aplicadas las pinturas. Había zonas con grandes desprendimientos a nivel de soporte y de la película pictórica, así como abolsamientos y deformaciones.

El proceso de intervención ha consistido en la fijación y consolidación urgente del mortero, para a continuación hacer lo mismo con la película pictórica. A continuación se procedió a la reintegración volumétrica con unos morteros especiales, adaptados a una mayor perdurabilidad. Por último, el proceso finalizó con la reintegración cromática de todas las faltas que habían producido los daños por las humedades.

San Miguel Bajo es un testimonio destacado en el proceso de cristianización del Albayzín, promovido por los poderes públicos tras la Reconquista. Dicho proceso estuvo basado en un vasto programa constructivo realizado bajo los parámetros estilísticos de la arquitectura mudéjar. La iglesia, que fue construida a lo largo de varias fases, se inició en la primera mitad del siglo XVI, en el solar que ocupaba con anterioridad una mezquita, de la que se conserva un aljibe probablemente del siglo XIII.

El templo se ubica en un excepcional entorno urbano, en el corazón de lo que fue la Alcazaba Cadima, primer poblamiento musulmán en Granada, El Albayzín o Albaicín, entorno declarado Patrimonio de la Humanidad en 1994 y depositario de extraordinarios valores históricos, artísticos y arqueológicos. Su construcción se encuadra en la tipología de iglesias granadinas caracterizadas por el empleo de las cubiertas de carpintería mudéjar.

El templo destaca, además de por su ubicación y valor histórico, por la tipología constructiva, por la portada principal atribuida a Diego de Siloé, por las cubiertas, como la armadura ochavada de la capilla mayor, por las pinturas murales o por los numerosos bienes muebles de gran valor artístico que contiene, como el retablo mayor realizado por Blas Moreno en 1753, interesante muestra del barroco final granadino.