UNA INMACULADA CONCEPCIÓN ATRIBUIDA A MARAGLIANO Y SU TALLER EN GRANADA

Juan Alejandro Lorenzo Lima (11/11/2021)


 

 

Un estudio del historiador Juan Alejandro Lorenzo Lima (Instituto de Estudios Canarios), publicado en la revista científica De Arte, editada por el Departamento de Patrimonio Artístico y Documental de la Universidad de León (UNILEON), asigna origen genovés a una interesante escultura de madera, vinculándola con modelos que Antón María Maragliano (1664-1739) y sus discípulos divulgaron a partir de la década de 1720.

Se trata de una Inmaculada Concepción perteneciente a la Real Academia de Bellas Artes de la Virgen de las Angustias, atribuida antes al escultor de Marsella Jean Michel Verdiguier (hacia 1722-1796) y depositada en el Museo de Bellas Artes de Granada desde 1915. Su existencia en dicha ciudad es indicativa de la repercusión que la imaginería ligur tuvo en Andalucía durante la época moderna, al tiempo que un reflejo no precisado aún de la dinámica comercial que pudo generarse a su alrededor.

Según Lorenzo Lima, la adscripción a un maestro cosmopolita y del talante de Verdiguier no puede mantenerse por razones estéticas. La morfología de la Inmaculada guarda relación con obras que fueron esculpidas en Génova a principios del siglo XVIII y, a su entender, ni por estilo ni por cronología ese débito es compatible con el lenguaje tardobarroco que Verdiguier reprodujo hasta el final de la centuria.

Insisten en ello las diferencias que la Inmaculada Concepción manifiesta respecto a otros trabajos de Verdiguier, como la Santa Inés que preside el retablo de su capilla en la catedral de Córdoba (hacia 1763) o las alegorías que decoran un retablo de la parroquia de la Asunción en La Rambla, datables antes de 1775.

 

 

A pesar de los repintes y deterioros que enmascaran su acabado original, en la Inmaculada persisten las cualidades del que fue un espléndido revestimiento polícromo, tanto en lo referido a las carnaciones como al estofado que muestra el atavío mariano. En las primeras se advierte el sonrosado común de los labios, el mentón y las mejillas, cuyo contraste con una tez más nacarina que de costumbre y el color claro de los cabellos genera un acabado frecuente para la producción maraglianesca. Del mismo modo, los motivos reproducidos en la túnica y el manto de la Virgen conducen a prototipos habituales entre esculturas asignadas al obrador de dicho artífice cuando mediaba la década de 1720, no en fecha previa.

Asimismo, Juan Alejandro Lorenzo Lima relaciona la pieza actualmente en el Museo de Bellas Artes de Granada con otras inmaculadas puestas en conexión con Maragliano y su taller, sobre todo la del templo homónimo del distrito genovés de Pegli (hacia 1725, imagen inferior izquierda), así como dos andaluzas que reciben culto en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán en Antequera (hacia 1725, imagen inferior derecha) y en el convento de Santa Teresa de Jesús en Sanlúcar de Barrameda. También la vincula con otras dos tallas en madera del mismo tema que reciben culto en las iglesias sevillanas de San Buenaventura y San Juan de la Palma, las cuales revelan la autoría de un artífice próximo al obrador del escultor Anton Maria Maragliano.

 

 

 

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