NUEVAS OBRAS DE LUIS GONZÁLEZ REY

21/12/2025


 

 

El reconocido escultor e imaginero gaditano ha realizado este año 2025 cuatro obras a tamaño natural para la capilla particular de Nuestro Padre Jesús de la Misericordia (Barbate, Cádiz), que vienen a sumarse a la escultura mariana de la Divina Pastora que llevó a cabo el pasado 2024, una imagen de candelero para vestir con busto, manos y pies labrados en terracota policromada al óleo.

 

 
 

 

San José

Obra también de tamaño natural para vestir. Junto con la Divina Pastora y el Niño Jesús forma un Belén o conjunto escultórico que representa el Nacimiento de Cristo. El santo patriarca muestra un gesto protector y amoroso hacia el recién nacido. De porte sereno y majestuoso, participa del misterio con humildad y ternura, guiando la mirada del espectador hacia el futuro Mesías. Su gozoso semblante es reflejo de humildad, bondad y nobleza, virtudes que caracterizan al esposo de la Virgen.

 

 

Niño del pesebre

El Niño del Belén ha sido modelado con realismo anatómico y delicadeza formal por González Rey. Tanto su rostro infantil, radiante y gentil, como los brazos abiertos en actitud acogedora, son símbolos del amor infinito con el que Cristo llega al mundo para la salvación humana. Se halla dispuesto sobre paños de encaje en un pesebre de madera de pino, junto a una paloma que simboliza el Espíritu Santo.

 

 

Divino Infante de la Gracia

Será la imagen que permanezca a los pies de San José durante todo el año, recreando una tierna estampa en la que el Niño Jesús, con gesto confiado y sonrisa amorosa, tiende su mano hacia la de su padre terrenal, simbolizando así el lazo íntimo, protector y sagrado que une a San José con el redentor en su infancia. Al igual que las obras anteriores ha sido presentada y bendecida este mes de diciembre.

 

 
 

 

Santísimo Cristo del Milagro en su Sagrada Cena

La imagen representa a Jesús en un instante crucial del pasaje evangélico de la Última Cena: el momento en que instituye solemnemente la Eucaristía. El Señor se nos muestra en actitud de entrega, con una mano extendida en gesto de bendición y la otra sosteniendo el cáliz sagrado, símbolo del vino convertido en su sangre redentora. Su mirada, elevada hacia lo alto, parece hablar con el Padre en un diálogo de amor y obediencia, mientras su rostro refleja la emoción contenida de quien sabe que va a entregar su vida por la salvación del mundo. Bendecido el pasado mes de abril, su título hace referencia al milagro perpetuo de la Eucaristía, que se repite cada vez que el sacerdote pronuncia sus palabras.

 

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