La conservación del patrimonio del templo gaditano del Carmen ha sido primordial en la Orden de los Carmelitas Descalzos, propietarios del templo. A pesar de que sólo lo que ha salido en los medios ha sido una determinada información, siempre negativa en todo lo referente a la gestión del patrimonio de la Orden, apenas se han hecho eco de la limpieza de sus retablos o de las labores de pintura en el interior de la iglesia, de forma que la iglesia del Carmen está ganando en esplendor y belleza. 

Ahora queremos dar a conocer la labor de conservación y limpieza llevada a cabo en el retablo de San Rafael. El prestigioso escultor e imaginero gaditano Luis González Rey ha sido el encargado de la limpieza de la magnífica talla de San Rafael Arcángel, titular del retablo, una obra de talleres genoveses que sigue el modelo del maravilloso de Anton Maria Maragliano, del templo gaditano de San Juan de Dios.

La restauración llevada a cabo por González Rey en la figura del santo ha consistido en la reposición de una de las alas del arcángel, que estaba caída detrás de la imagen, y en una leve limpieza de la misma. Únicamente con ello la espléndida talla de San Rafael ha recuperado su belleza original.

Debajo de San Rafael, cobijado en una hornacina, se custodia un hermoso conjunto de reducidas dimensiones que representa a Santa Ana y la Virgen Niña, realizado también por talleres genoveses. Posiblemente en los disturbios de la Guerra Civil, dicho grupo perdió a la efigie de la Niña María, quizás por la proximidad que tiene el retablo con la puerta de entrada al templo, cuando asaltaron y quemaron Bendición de Dios, ya que el resto de retablos del Carmen resultó prácticamente intacto a pesar de los disturbios que provocó la contienda.

La parte superior del retablo de San Rafael perdió también dos columnas que flanqueaban la imagen del Beato Diego José de Cádiz, estando actualmente la Orden en proceso de búsqueda de dos columnas antiguas y similares al estilo barroco-rocalla del retablo con el fin de reintegrar lo máximo posible el mismo.

De momento, siguiendo con la tarea de reintegrar y completar el conjunto, González Rey ha realizado en terracota policromada esta bellísima Niña María vestida con el hábito carmelita, como es tradición en la Orden. Dicho hábito, junto con la capa azul que la Virgen sujeta con ambos brazos, muestra una preciosa decoración a base motivos florales, parecida a la de Santa Ana, con la que el artista ha logrado una admirable conjunción. A ello también ha contribuido la acertada interacción entre las dos figuras y el hecho de que los rasgos de la Niña María no estén muy alejados de los de su madre, a la que contempla con gran admiración y afecto.

Toda esta labor de reintegración y restauración llevada a cabo por González Rey en el retablo de San Rafael ha sido costeada desde la Orden, que ahora afronta además las tareas de limpieza de los tejados y las cubiertas de las bóvedas del templo dedicado a la Virgen del Carmen y Santa Teresa sin la ayuda de ninguna institución.