El artista con estudio en Sevilla nos hace llegar un monumento que ha realizado por encargo del Ayuntamiento de San Roque (Cádiz), localidad natal del célebre escultor Luis Ortega Brú. Se trata de una representación alegórica de la ejecución del Cristo de la Buena Muerte (1954), crucificado que procesiona en San Roque.

Cuenta la historia que Ortega Brú tallo del tronco de un ciprés del cementerio de San Roque la imagen del Cristo de la Buena Muerte, una de las imágenes más veneradas de la Semana Santa sanroqueña. Fariñas Romero rememora esta historia de una forma alegórica, representando el tronco del mencionado ciprés, del que emerge el rostro del crucificado aun con las huellas de la gubia del maestro Ortega Brú. De la parte inferior del tronco aparecen las manos del insigne imaginero, sujetando la gubia en pleno proceso de creación.

El monumento se encuentra a la espera de ser inaugurado en el Cementerio Municipal sanroqueño, donde irá ubicado en un lugar muy cercano al que se hallaba el ciprés con el que fue tallado el Cristo de la Buena Muerte. Es este el tercer monumento que ha realizado Fariñas Romero, un tipo de creación escultórica con el que nos comenta disfrutar mucho y haber podido dar rienda suelta a su creatividad hasta la fecha.

Discípulo de Antonio Dubé de Luque, afamado escultor, pintor y diseñador hispalense recientemente fallecido, Francisco Javier Fariñas Romero comenzó con tan solo 16 años a colaborar en la Escuela de Arte de Sevilla con el escultor y, en esa época, director de escultura de la facultad sevillana de Bellas Artes, Jaime Gil Arévalo. Con 22 años Fariñas Romero creó una academia de pintura, activa durante 13 años en los que realizó numerosas muestras colectivas con sus alumnos. Respecto a su actividad como imaginero, posee obras en Sevilla, Almería, Zaragoza, León, Gran Canaria, Badajoz, Cádiz, Madrid, Murcia, Málaga, Albacete, Córdoba, Valencia y Tenerife, entre otros lugares de España, así como en México y California (Estados Unidos). El pasado 2020 realizó sus dos primeras obras de escultura monumental, ambas para Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real): el monumento al cofrade y el monumento en homenaje a la mujer villarrubiera (imágenes inferiores).