La imagen recreada por los artistas andujareños en esta versión de terracota policromada al óleo y tamaño académico (en torno a los 60 cm de altura) representa al Santo Cristo de la Victoria de Serradilla (Cáceres), talla cristífera que se venera en el convento de agustinas recoletas de dicho municipio extremeño.

La imagen original es una soberbia talla realizada en Madrid por el escultor local Domingo de Rioja (hacia 1635) a raíz de un encargo de la beata Francisca de Oviedo. Tras su realización fue retenida en la capilla del Palacio Real por orden del rey Felipe IV, y más tarde en la Iglesia Parroquial de San Martín de Plasencia (Cáceres), por expreso deseo del obispo Plácido Pacheco, pero finalmente la voluntad y la fe de la mencionada beata lograron que la talla llegase a Serradilla el 13 de abril del año 1641.

Iconográficamente representa todas las señas identificativas de la simbología que encierra el icono de Cristo como Varón de Dolores o Vir Dolorum, denominación bíblica de un personaje considerado prefiguración del Mesías: "Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos" (Is 53 3).

La Victoria de Cristo sobre la muerte y el pecado se muestran en el recorrido iconográfico de estos simulacros que gozaron de gran auge en la edad media, sobre todo en el arte alemán. Jesús aparece lacerado, mostrando sus cinco llagas y abrazando la cruz, símbolo de su martirio, pero en actitud triunfal lleno de la magnificencia de su mensaje de amor y entrega en esa mano que apoya sobre su pecho en el lado del corazón.

Dicha cruz aplasta la serpiente, símbolo del mal y del origen del pecado humano, y el pie izquierdo del Redentor se apoya sobre la calavera del hombre, símbolo de la muerte. La mirada frontal, trascendente y llena de misticismo, enfatiza el valor devocional y plástico de esta imagen.