ESPAÑA, 1000-1200: EL ARTE EN LAS FRONTERAS DE LA FE

18/12/2021


 

 

Cristianos, musulmanes y judíos convivieron y trabajaron en la España medieval durante siglos, y las ricas tradiciones artísticas que crearon se entremezclaron con frecuencia, trascendiendo las diferencias religiosas.

Hasta el 30 de enero de 2022, en The Met Cloisters, la exposición España, 1000-1200: el arte en las fronteras de la fe presenta un conjunto de obras que dan testimonio de la diversidad del arte español durante el referido periodo. Esta amplia exposición, presentada en la Sala 2 (Capilla de Fuentidueña), que suele centrarse exclusivamente en la tradición cristiana, ofrece un relato más matizado y demuestra la facilidad con la que los objetos y las ideas artísticas cruzaban las fronteras religiosas.

Alrededor de 40 obras -entre ellas, tejidos de seda, tallas en marfil, manuscritos iluminados, frescos y esculturas monumentales- entablan en España, 1000-1200: el arte en las fronteras de la fe un diálogo entre ellas, revelando un pasado dinámico y común que a menudo se refleja en el presente.

En la España medieval, las fronteras geopolíticas, o zonas fronterizas, se entendían como lugares que separaban y, al mismo tiempo, comunicaban diferentes territorios. Este concepto de "frontera" es también una metáfora idónea de la creación artística española en el Medievo, porque las comunidades de diferentes credos, al tiempo que mantenían sus propias y diferentes creencias, también desarrollaban intereses y gustos compartidos, transitando a diario por la tensión entre lo que separa y lo que conecta.

La cronología de la exposición que nos ocupa, del año 1000 al 1200, corresponde a una época crucial en la historia de la Edad Media española, en la que se produjeron grandes cambios en el equilibrio de poder entre los gobernantes cristianos y musulmanes que se repartían la Península Ibérica, lo que desestabilizó las antiguas estructuras sociales e introdujo nuevas tensiones entre las comunidades religiosas. Sin embargo, las artes visuales dejan claro que no fue una época puramente divisoria. Las fronteras geopolíticas se convirtieron en importantes lugares de conexión e intercambio entre las soberanías. Los artistas y mecenas del norte de la Península Ibérica, gobernado por los cristianos, se relacionaron más que nunca con las artes cosmopolitas del sur de España, que estaba bajo el dominio musulmán (al-Ándalus). Emularon, adaptaron y se apropiaron de las sedas de vivos colores, las delicadas tallas de marfil y las exquisitas piezas de orfebrería que encontraban, al mismo tiempo que adoptaban el estilo románico de la Europa occidental cristiana.

 

 

Procedentes principalmente de la colección de The Met, con algunos préstamos de otras instituciones, las obras que el público encuentra en la sala de la Capilla de Fuentidueña ilustran esta íntima conexión entre el arte de al-Ándalus y de la España cristiana. Los ejemplos incluyen una biblia hebrea ricamente ornamentada con elementos decorativos que se encuentran tanto en manuscritos islámicos como cristianos, lo que demuestra la tendencia de los mecenas y artistas medievales a alternar entre lenguajes visuales. Dos fragmentos de lápidas funerarias muestran inscripciones en árabe y decoraciones arquitectónicas, como arcos de herradura que evocan a la Gran Mezquita de Córdoba. A su vez, un manuscrito revela la admiración de los cristianos por los monumentos de Córdoba. Una perspectiva general del monasterio fronterizo de San Baudelio de Berlanga traza la transferencia de motivos y diseños entre los tejidos islámicos y la pintura y la escultura cristianas, y también da cuenta de aspectos de la vida en la frontera. Por ejemplo, un dromedario representado en uno de los frescos del monasterio muestra que los monjes de San Baudelio, que vivían en territorio cristiano, conocieron a viajeros que montaban criaturas que fueron traídas a la España musulmana desde tierras lejanas. Un cofre de madera policromada ofrece una excepcional representación de la confrontación entre ejércitos cristianos y musulmanes, mientas que dos lujosas placas votivas encargadas por la reina Felicia de Aragón desvelan las grandes redes comerciales y políticas de la época a través de la incorporación de objetos bizantinos e islámicos.

En respuesta a la escasez de arte explícitamente judío que ha sobrevivido a este período, una excepcional carta del erudito y poeta Yehudah Halevi, del siglo XII, aporta un testimonio importante de las vivencias de los judíos en España. Al mismo tiempo, muchos objetos seculares, como cajas talladas en marfil y tejidos con motivos, recuerdan que las personas de todos los credos disfrutaban de las artes del lujo, una evidencia de que el gusto artístico compartido superaba los prejuicios culturales y religiosos.

A través de estos y otros objetos, la exposición España, 1000-1200: el arte en las fronteras de la fe, organizada y comisariada por Julia Perratore, curadora asistente de The Met Cloisters, ilustra la historia de la coexistencia y la interacción entre las religiones en la Península Ibérica mantenida a lo largo de los siglos.

Inaugurado en 1938 como una sucursal de The Metropolitan Museum of Art (Nueva York), The Met Cloisters es el único museo de los Estados Unidos dedicado exclusivamente al arte y la arquitectura de la Edad Media. Con un museo y jardines dentro de un único complejo, su nombre proviene de los fragmentos de los claustros medievales que se incorporaron a la moderna estructura del museo. Sin replicar ningún tipo o entorno edilicio medieval en particular, sino más bien diseñado para evocar la arquitectura de la Baja Edad Media, The Met Cloisters crea un contexto integral y armónico en el que se puede experimentar la rica tradición de la producción artística medieval: metalistería, pintura, escultura y textiles. Por definición, un claustro está formado por una galería cubierta alrededor de un gran patio abierto que brinda acceso a otros edificios monásticos. De manera similar, los claustros del Met funcionan como una transición a las galerías y jardines, ofreciendo un lugar que invita al descanso y la contemplación, como solía hacerse en el entorno original de un monasterio. 

 

 

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