ATRIBUCIONES A LOS ESCULTORES FRANCISCO RUIZ GIJÓN Y MARTÍN ALONSO DE MESA
03/11/2025
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Foto: Rafael Ramos Sosa |
El último número (24) de Quiroga. Revista de Patrimonio Iberoamericano, editada por el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Granada, recoge dos artículos en los que se atribuyen dos veneradas tallas en madera policromada a dos destacados miembros de la Escuela sevillana del Barroco: Francisco Antonio Ruiz Gijón (1653-¿1720?) y Martín Alonso de Mesa (hacia 1573-1626). |
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Foto: Pepe Morón |
Los historiadores Benjamín Domínguez Gómez y Jesús Porres Benavides atribuyen a Ruiz Gijón la denominada Pura y Limpia, una popular escultura en madera policromada que representa la Inmaculada Concepción de María y recibe culto en una capilla callejera adyacente al Postigo del Aceite (Sevilla). Ambos autores, en el estudio titulado A propósito de la autoría de la Pura y Limpia del Postigo del Aceite de Sevilla, consideran que la morfología de la Pura y Limpia del Postigo, pese a haber sido retocada entre 1750 a 1770 para repolicromarla y colocarle ojos de cristal, permite adscribirla a la gubia de Ruiz Gijón, dado que son muchas las concomitancias advertidas, tanto técnicas como estéticas, con relación a obras seguras del artista. Asimismo, descartan la antigua atribución a Pedro Duque Cornejo, pues sus inmaculadas poseen un volumen general en "huso", quizás de influencia canesca, y un tratamiento diferente que, sin duda, parte de las inmaculadas de Murillo "pero huye del canon estilizado para plantear una figura más maciza". Sobre la cronología de la Pura y Limpia, la fechan en torno al año 1690-1700, cercana a la ejecución de las andas procesionales de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y de los cuatro evangelistas que procesionan en el paso del Santísimo Cristo de la Expiración, titular de la Hermandad del Museo. |
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Foto: Rafael Ramos Sosa |
En el caso de Martín Alonso de Mesa, el historiador Rafael Ramos Sosa le atribuye el Crucificado inédito del monasterio de las Concepcionistas Descalzas de san José de Lima. El estudio directo y análisis formal de la obra nos lleva a las primeras décadas del seiscientos, particularmente al compararlo con el quehacer del sevillano Martín Alonso de Mesa y su documentado Crucificado de la Catedral de San Marcos en Arica (Chile). De todo ello se desprende un paralelismo evidente que fundamenta la atribución a este escultor, sin duda el mejor del virreinato del Perú en aquellos años. El estudio, titulado El Crucificado de las Descalzas de san José de Lima, obra de Martín Alonso de Mesa, considera el trabajo de este escultor, ayudado de un importante taller, muy importante a la hora de atender la gran demanda de retablos y esculturas para la antigua Ciudad de los Reyes, llegando a enviar sus obras a otras poblaciones del extenso territorio virreinal. Ramos Sosa ha dedicado a Martín Alonso de Mesa varios artículos tratando de sacar a la luz su quehacer y personalidad artística. |
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