NUEVA OBRA DE ELÍAS RODRÍGUEZ PICÓN

Con información de Elías Rodríguez Picón y Jesús Abades (05/11/2015)


 

 

Con motivo de las pasadas fiestas celebradas entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre, el artista onubense ha creado una obra titulada La Bestia de Corazones en las que se adhiere al carácter terrorífico y lúgubre que han tomado las celebraciones relacionadas con los difuntos en la época contemporánea.

 

 

 

No es la primera vez que el muñeco de un ventrílocuo forma parte de un cuento del horror. Con gran apego al momento cinematográfico, deducimos que maneja a un alma pura a su antojo hasta el punto de cometer un espeluznante crimen... Quizás el motivo por el que la marioneta de rasgos inquietantes reclama el corazón arrancado es conseguir lo que nunca podrá tener... Quizás el factor psicológico del pequeño criminal simbolice la incapacidad de dar y recibir afecto por quienes carecieron del mismo en los primeros años de vida.

 

 

Al igual que en películas como The Devil Doll (1936), Magic (1978) o Child's Play (1988), de las que toma algo de su perturbador ambiente, el autor muestra un ente atrapado por la ira y la frustración, un ser sobrenatural que, en este caso, intenta saciar sus propósitos convirtiendo a las víctimas en sus propios verdugos.

 

 

 

Como todas las creaciones fotográficas del autor es una obra que muestra gran simbología y detallismo. El corazón que sostiene el muñeco -modelado por Rodríguez Picón-, es el de un cerdo, el más parecido al de un humano. El moisés es el de su nacimiento y, a su lado, aparece la foto de uno de los dictadores que lastraron nuestra historia hasta el punto de crear monstruos tan oscuros y terroríficos como la propia fotografía.

 

 
 

 

El padre muerto, un policía amigo del autor, muestra una herida postiza en el pecho labrada también por el artista. La esposa del policía es la madre que, ataviada con cierta anacronismo, palmatoria en mano, descubre por sorpresa la dantesca habitación. El modelo infantil es, una vez más, el hijo de Rodríguez Picón, quien además muestra a otros muñecos como testigos mudos del sangriento suceso.

 

 
     
     
 

 

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