TERESA DE LA ROSA RESTAURA UNA POPULAR OBRA DE FRANCISCO ROMERO ZAFRA

04/10/2025


 

 
 
 
 

 

La imagen de Nuestro Padre Jesús del Amor Despojado de sus Vestiduras, titular de la Hermandad Salesiana de Cádiz, no presentaba, en su conjunto, daños graves que hicieran peligrar la obra.

Las pérdidas de soporte estaban sobre todo concentradas en los pies, principalmente en su pie derecho, por estar sometido por el uso devocional. La capa de preparación se encontraba deteriorada en las zonas donde había puntos de cogida de la túnica. La utilización de alfileres a la hora de vestirla genera numerosos arañazos, concentrados en cintura, codos, antebrazos, etcétera. Al igual que la preparación, se observó que la policromía, su coexistencia con respecto a los demás estratos, era buena, aunque también había sido afectada por el empleo de los alfileres. También aparecían desgastes en zonas puntuales, como la peana, así como en los codos ocasionado por las gasas de protección.

Pero el daño más visible detectado es el virado de color en la policromía, concentrado sobre todo en las zonas tapadas con la túnica, antebrazos y piernas, provocando un color amarillento.

En la capa superficial se apreciaban la pérdida de numerosas gotas de sangre. Los roces y la falta de adherencia del cohesivo han propiciado dichas pérdidas.

 

 
 
 
 

 

La intervención de Teresa de la Rosa ha estado dirigida a corregir las alteraciones arriba referenciadas, especialmente el virado de color de la policromía, para lo cual se ha llevado a cabo una limpieza exhaustiva. También se han reparado los desgastes y los daños causados por los alfileres.

Todo el proceso realizado por la restauradora cordobesa ha estado supervisado por el autor de la obra, el escultor e imaginero Francisco Romero Zafra, que personalmente se ha encargado de reponer las más de cien gotas vítreas de sangre que se habían perdido y de aplicar la capa de protección final.

 

 
 
 
 

 

El 14 de diciembre de 2008 fue presentado y bendecido el Señor del Amor Despojado de sus Vestiduras en la Iglesia de María Auxiliadora, anexa al Colegio de los Salesianos de Cádiz.

Llama la atención de esta escultura el contraste entre la idealización del rostro -que, pese a las magulladuras y al cansancio tras el trayecto hacia el monte Calvario, conserva la belleza y dulzura típicas de este escultor- y el cruel realismo del cuerpo; una auténtica figura de carne torturada donde se aprecian huellas martiriales de todo tipo: cortes, desgarros en la piel, cardenales, señales de apaleamiento, regueros de sangre con gotas de vidrio rojizo, uñas amoratadas y sanguinolentas, marcas de latigazos, etcétera.

Lo anterior, acentuado por el gusto del detallismo de Romero Zafra y su pericia en las policromías, hacen del Despojado gaditano un simulacro estremecedor que lo acerca en parte al cruento estudio de las tallas gaditano-genovesas, propias de la ciudad para la que fue realizado y de su entorno.

A pesar de la saña del suplicio, el imaginero cordobés quiso que el varón conservase la dignidad ante el sacrificio y la poderosa anatomía que se desprenden de su divinidad, además de la mencionada belleza del rostro pese al pómulo fracturado y el resto de heridas que lo surcan. En el dorso de la gruesa corona de espinas, advertimos un caracol, antiguo símbolo de evolución que preludia la Resurrección de Cristo.

 

 
 
 
 

 

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