NUEVA OBRA DE RAMÓN CUENCA SANTO

Santiago Rodríguez López (24/07/2017)


 

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Se trata de una representación de Cristo muerto, clavado al madero mediante tres clavos, con el cuerpo desplomado e inclinado a la derecha y las piernas una sobre otra, contraponiéndose al torso en una suave figura serpenteante. Esta equilibrada composición del crucificado apenas queda interrumpida por el giro de la cabeza, que, aun ligeramente erguida, muestra un semblante pleno de serenidad. Sobre la testa, una gruesa corona de espinas de aspecto arbóreo y tonalidad verdosa, tallada sobre el propio bloque cráneo.

Como suele ser habitual en la obra de Cuenca Santo, partiendo de una base explícitamente clásica se dejan intuir en la pieza notables influencias de la escultura barroca realizada en todo el arco mediterráneo. Evidentes son los ecos de las distintas escuelas de la península itálica o del sur de Francia, así como de la propia escultura valenciana del setecientos, receptora de aquellos estilemas.

La efigie es de tamaño inferior del natural (75 cm), aunque con la cruz alcanza los 150 cm de altura. Ha sido realizada en madera de cedro tallada y policromada al óleo, mientras que la cruz arbórea y el "titulus crucis" han sido labrados en madera de pino, siendo igualmente policromados.

El destino de esta nueva pieza, de la que se ofreció un adelanto en La Hornacina el pasado 27 de junio con motivo del anuncio de la publicación Imagineros del siglo XXI. Productos barrocos en entornos 2.0 (ver enlace), es la iglesia del Convento de padres Capuchinos de san José de Valencia, en cuya sacristía quedará ubicada con el fin de ser utilizada para los oficios del Viernes Santo en el propio templo conventual.

 

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Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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