RESTAURACIÓN DEL CRBMC

23/07/2013


 

 

El retablo de San Bartolomé es del año 1672, y está ubicado en una capilla barroca del Monasterio de Sant Cugat del Vallés. Es de madera policromada y dorada y en su centro hay una gran pintura al óleo sobre lienzo, que representa el martirio del santo. La calidad artística de la talla y de la policromía es excepcional, a la altura de la relevancia que el monasterio tenía en el siglo XVII. Fue en ese momento cuando se modificó una de las naves laterales del templo para ubicar las capillas barrocas que hoy aún se conservan.

Sobre la autoría del retablo, es muy probable que pueda ser un trabajo de escultura de Francisco Santacruz i Artigas (documentado entre 1665 y 1721) con participación activa de su taller. A nivel escultórico, los relieves y las figuras tienen un rastro y un modelado de las expresiones y de las composiciones originales, dúctil y muy bueno, lo que los convierten en una escultura de primer nivel. El sistema de trabajo de los talleres de la época, con abundante participación de los colaboradores, hace que la calidad se centre más en las zonas inferiores y centrales del retablo. En la parte central del entablamento, situado encima de la tela central, está la inscripción de la fecha de realización de la policromía del retablo "1672".

Como hemos apuntado, la escena central está formada por una tela pintada al óleo de 250 x 160 cm que representa el martirio de San Bartolomé. En su reverso está escrito el nombre del autor: "Miquel March me fecit". El interés principal de esta restauración es la originalidad con que nos ha llegado la obra, ya que aporta una información muy valiosa de las características de su ejecución en una época concreta: el bastidor original, los clavos que sujetan la tela y la forma en que están clavados, las costuras de la tela y sus inscripciones. Por ello, el criterio de restauración seguido se ha centrado en respetar al máximo estas características, minimizando la intervención pero, al mismo tiempo, asegurando la conservación y mejorando la lectura.

El conjunto presentaba un estado de conservación irregular, pero deficiente, localizándose las degradaciones más importantes en la parte baja, justamente las que soportan toda la carga y peso. El factor principal de degradación del soporte, que afectaba gravemente a la estructura y estabilidad de toda la obra, era un ataque de termitas, que desde el suelo, habían ascendido hasta la mitad del retablo, dejando en algunas áreas cavidades notables y solo las paredes que forman las capas pictóricas. Para garantizar la estabilidad, se desmontó el retablo y se restauró en el CRBMC (Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya), donde se efectuó la limpieza y los saneamientos apropiados, para luego consolidar y reforzar todos los elementos debilitados y estabilizar su estructura. El proceso de restauración del soporte ha requerido reforzar todas y cada una de las piezas de la base de retablo. Las cavidades dejadas por las termitas se rellenaron con injertos de madera para retomar de nuevo la resistencia y la estabilidad en las piezas.

La técnica pictórica utilizada en el retablo es una técnica mixta que combina el dorado al agua, con policromías al temple y al óleo. En las vestimentas de las figuras en relieve se observa una gran riqueza decorativa. El estado de conservación viene marcado principalmente por dos factores: el ataque de las termitas que ha provocado la pérdida de policromía y dorado en algunos elementos, y el oscurecimiento de la capa superficial (los dorados, la policromía y, sobre todo, las carnaciones). El proceso de conservación y restauración ha consistido en la fijación puntual de los levantamientos de la capa pictórica; limpieza de la policromía y la doradura; el barnizado con una resina de bajo peso molecular, que garantizará la reversibilidad y la estabilidad, y la reintegración de las faltas de policromía siguiendo el criterio de mínima intervención. En la pintura sobre tela, la actuación ha consistido en el refuerzo perimetral de la tela de forma puntual en cada uno de los clavos que la sujetan al bastidor, sin bajarlo la para conservar los elementos originales de la obra (claves y bastidor), y al mismo tiempo no perder la tensión que durante tanto tiempo ha conservado la tela.

El retablo se ha montado en su emplazamiento original. Entre el suelo y la base se ha colocado una protección contra los xilófagos y la humedad: se trata de un film de polietileno de alta resistencia para la protección contra las termitas subterráneas y que asegura una función complementaria contra la humedad. El retablo se ha montado separado unos 40 cm de la pared del fondo de la capilla, lo que permite un mayor control de su estado de conservación. Para anclar el retablo al muro y conseguir una mejor estabilidad se ha creado una estructura adicional hecha con perfiles de aluminio anodizado y accesorios de montaje.

 

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