RESTAURACIÓN DEL CRBMC PARA TORTOSA

21/03/2018


 

 
     
     
Relieve de la Visitación. Estado inicial y final

 

El Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña (CRBMC) ha llevado a cabo la primera fase de la conservación y restauración del retablo de Santa Anna, una de las joyas del arte barroco de la catedral de Tortosa. Se trata, además, del único retablo de madera conservado del escultor Isidre Espinalt.

Las piezas restauradas en esta primera fase se encuentran actualmente expuestas en el público en la misma capilla catedralicia que alberga el retablo. Son las piezas, esculturas y relieves de madera policromada y dorada, que forman parte del basamento, del piso central y del ático del retablo. De este último, hay que destacar la intervención en el gran relieve central, con la escena de la Visitación de María a Isabel.

La intervención ha sido financiada íntegramente por el cabildo catedralicio, mientras que el CRBMC, donde se ha realizado, se ha hecho cargo de la dirección técnica y de los análisis fisicoquímicos y las técnicas de examen fotográfico. La actuación ha durado cuatro meses y en ella ha intervenido un equipo de cinco restauradores.

 

 
 
 
 
Detalles del relieve. Estado inicial, proceso de limpieza y estado final

 

Después de un estudio técnico previo para evaluar los riesgos y la metodología de trabajo, se desmontó el retablo en septiembre de 2018. Se obtuvieron un total de 56 piezas, que son las que forman el conjunto. Entre octubre de 2018 y febrero de 2019, se llevó a cabo la primera fase de restauración en las piezas de la base y del piso central, así como en el gran relieve del ático. Dichas piezas fueron desinsectadas, y el soporte de madera se consolidó y estabilizó. Posteriormente, se llevó a cabo el proceso de limpieza para retirar los estratos de suciedad y los barnices oxidados que se habían ido acumulando a lo largo de los siglos y que escondían los colores los brillos originales. También se fijaron los estratos pictóricos, que en muchas áreas estaban descohesionados y en peligro de desprendimiento. Finalmente, se aplicó una capa de barniz de protección a todas las piezas y se retocaron todas las pérdidas de policromía para minimizar el impacto visual y mejorar la lectura estética.

El criterio de intervención ha sido de lo más respetuoso para la obra, pero también para su historia. La segunda fase, que empezará este año, continuará con los trabajos de conservación y restauración del resto de las piezas del retablo. Finalmente, la tercera y última fase será la del montaje final del retablo. Posiblemente, será la más compleja de todas, atendiendo a las considerables dimensiones de este bien mueble (9 x 6 metros). Para esta operación, habrá que hacer un estudio previo sobre la nueva estructura auxiliar de apoyo que sujetará y anclará el retablo al muro, similar en concepto y material a la que se hizo en 2017 para el retablo de las santas Càndia y Còrdula, también en la catedral tortosina. Se espera que esta última fase tenga lugar en 2020.

 

 
 
Columnas. Estado final

 

El retablo de Santa Anna, antiguamente dedicado a Sant Ruf d'Avinyó, es de estilo barroco, tallado en madera entre 1728 y 1732. Fue encargado por el capítulo de la catedral de Tortosa. Se trata de un extraordinario y singular retablo del poco estudiado escultor y retablista Isidre Espinalt y Serra-rica (Sant Joan d'Oló, Barcelona, 1658 - Sarral, Tarragona, 1737) y de su hijo homónimo, y constituye la única producción de gran formato que se conserva de esta dinastía de escultores, dado que gran parte de su obra tuvo la mala fortuna de ser destruida a lo largo de años, sobre todo en la Guerra Civil. De hecho, el retablo de Santa Anna estuvo a punto de correr la misma suerte, y su parte superior desapareció en los disturbios de 1936. A pesar de todo, el retablo todavía conserva actualmente la monumentalidad que lo debía de caracterizar desde un principio.

 

 
 
Retablo. Estado inicial

 

Hasta el verano de 2018, el retablo presentaba graves problemas estructurales que ponían en peligro su integridad física, causados por varios factores: el envejecimiento de los materiales, la actividad de los insectos xilófagos y los factores antrópicos. Esta patología provocó que el retablo presentara un desplome del lateral izquierdo, que amenazaba con un derrumbe inminente. Así, el CRBMC y la Catedral de Tortosa acordaron de forma conjunta que era urgente y prioritario comenzar los trabajos de conservación y restauración, empezando por el desmontaje de todo el conjunto para ser restaurado en los talleres del CRBMC.

Por otro lado, las capas de preparación, así como la policromía y los dorados del retablo, presentaban pérdidas, levantamientos y desplazamientos, sobre todo en las partes en las que la madera había sufrido movimientos. En cuanto a las capas superficiales, se observaban numerosas repintes e importantes salpicaduras y chorreones de cera de las velas. En general, el retablo presentaba un aspecto oscuro y ennegrecido, producto de los barnices oxidados y de las capas de polvo y suciedad que se habían depositado encima de su superficie pictórica.

 

Fotografías de David Silvestre, Voravit Roonthiva y CRBMC

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com