RESTAURACIÓN DEL CRBMC

17/02/2016


 

 
 
Estado final

 

El retablo de la Piedad es un retablo dedicado a la iconografía de la Virgen Dolorosa. La obra fue encargada por la Comunidad de Presbíteros de la Piedad para ser colocada en la capilla del mismo nombre de la Catedral de Santa Maria, del municipio leridano de La Seu d'Urgell.

El encargo se hizo en 1548 al escultor barcelonés Jeroni Xanxo, que lo finalizó en 1550, y desde entonces preside la Capilla de la Piedad del actual Museo Diocesano de Urgell, donde ocupa toda la pared del fondo del presbiterio. De la decoración pictórica se encargó el pintor Antoni Peytaví (o Peitaví), procedente de la ciudad francesa de Toulouse, quien no la llevó a cabo hasta el año 1573.

El retablo tiene una importancia histórica relevante, pues es uno de los pocos retablos esculpidos a mediados del siglo XVI en Cataluña. Se avanza, por tanto, medio siglo, a la novedad estilística que se produce a principios del XVII, cuando, para explicar las historias, se preferían las esculturas y los relieves a las tablas pintadas.

 

     
     
 
     
     
Proceso de restauración

 

El conjunto presentaba las degradaciones propias de los objetos de culto que han recibido un uso continuado a lo largo del tiempo. En cuanto al soporte, el retablo de la Piedad no presentaba problemas estructurales graves, a pesar de que se observaban algunas piezas con problemas de sujeción, debido a pegamentos que habían quedado resecos o a sistemas de sujeción deficientes (puntas y clavos viejos).

No hay documentación existente sobre intervenciones anteriores, pero se han encontrado molduras y cenefas rehechas de alguna intervención anterior. En general, presentaba algunas grietas y aperturas de la madera, propias de las contracciones y dilataciones del material lígneo. No se detectaron ataques de xilófagos activos en la mayor parte del retablo, a pesar de que algunos elementos añadidos posteriormente (la escala y piezas adyacentes o clavadas al muro) sí que habían sufrido ataques de insectos en algún momento.

Las capas de preparación, policromía y dorado presentaban pequeñas pérdidas puntuales, así como algunos levantamientos muy localizados. Superficialmente, no había evidencia de barnices. La policromía y el dorado tenían acumulaciones de polvo y humo, lo que había provocado un ennegrecimiento generalizado, y muy destacado en las carnaciones. Este hecho, junto con la pérdida de brillo del dorado, dificultaba la lectura de las escenas y daba al retablo un aspecto apagado y uniforme, algo que afectaba a su vertiente estética.

También se encontraron manchas de cera, sobre todo en las partes bajas del retablo, y algunos restos de pintura en las partes altas. Destacaban los repintes realizados en las dos piezas laterales de la parte inferior, los basamentos, hechos para cubrir el soporte de madera, que se veía por las pérdidas de policromía.

Durante el estudio de los materiales constitutivos de la obra, se detectó la presencia de pergamino, utilizado para resaltar y dar más realismo a las llagas del Cristo de la imagen de la Piedad.

 

     
     
 
     
     
Proceso de restauración

 

Durante el mes de julio del pasado año 2015, un equipo de siete restauradores desmontaron el retablo de la Piedad. Las 49 piezas que lo componen, una a una, se protegieron y embalaron para su traslado a la sede del Centre de Restauració de Béns Mobles de Catalunya (CRBMC), en Valldoreix (Barcelona). Durante el desmontaje, se enumeraron y anotaron los tipos de anclajes de las piezas. Una vez en el CRBMC, el retablo se introdujo en la cámara de anoxia para su desinsectación, como medida curativa.

Un equipo de tres restauradores llevó a cabo durante seis meses la fase de conservación-restauración, dirigida a corregir las patologías detectadas en el retablo, tanto en el soporte como en la policromía y el dorado. En primer lugar, se fijaron los levantamientos de la capa de preparación y de la capa pictórica, y, a continuación, se hizo una limpieza mecánica del soporte y las capas pictóricas. En ese mismo momento, se retiraron clavos y otros añadidos en intervenciones anteriores. Una vez limpio el retablo, se desinsectaron las piezas correspondientes al basamento y las escalas, con impregnación de un producto curativo y preventivo.

En cuanto a la consolidación del soporte, se han hecho dos procesos: por un lado, la adhesión de los elementos desprendidos y la recuperación de los desplazados; por otro lado, se han reintegrado algunas pérdidas de estructura para mejorar su estabilidad estructural. En cuanto al tratamiento de la policromía, se han seguido los protocolos de limpieza del CRBMC. Después de las pruebas pertinentes, se decidió hacer una limpieza combinada, apropiada a la propia naturaleza de la policromía.

El dorado se limpió con emulsión acuosa, y las carnaciones, los estofados y las decoraciones de la estructura del retablo con una solución amortiguadora de PH 7 en emulsión acuosa. Los repintes de los basamentos se han retirado con alcohol gelificado. En cuanto al resto de la decoración, se ha limpiado en seco de forma más mecánica. Para retirar los restos de cera se ha usado la punta del bisturí y sopletes de aire caliente.

El proceso de reintegración cromática ha seguido un criterio de mínima intervención: se han unificado con un color neutro de acuarela las pérdidas del dorado y del color del bol, que dejaban a la vista el blanco de la capa de preparación. En cuanto a las pérdidas de las carnacions, se han hecho de manera ilusionista.

Por último, se ha aplicado una capa generalizada de barniz protector al retablo. Se trata de un barniz de bajo peso molecular, incoloro y estable a toda la superficie pictórica.

 

 
 
Piedad. Estado inicial

 

Durante todo el proceso de conservación y restauración, el retablo se ha sometido a diferentes técnicas de examen y análisis por parte del CRBMC. Las mismas han sido necesarias para la documentación fotográfica científica, para la radiológica y para los análisis químicos. Todos los resultados de los exámenes y de las analíticas, así como los procesos de la intervención quedan reflejados en un informe final.

El mes pasado se devolvió la obra a su emplazamiento original. El retablo se ha montado sobre una estructura modular de aluminio anodizado, hecha a medida y separada del muro, con el fin de que las humedades no afecten al retablo y, de paso, para poder llevar un control del estado de conservación de la obra.

 

Fotografías de Enric Gracia, Ramón Maroto y Victor Illera Massana

 

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