Primera obra que el joven artista realiza para el extranjero. Se trata de una efigie de San Pedro Apóstol, representado más joven de lo acostumbrado en un tamaño inferior del natural (mide 110 cm de altura), cuyo destino es la pequeña localidad portuguesa de Peniche, situada en la costa al norte de Lisboa.

Es imagen de vestir, provista de brazos articulados y con el busto realizado en terracota y las manos y los pies en madera de cedro. Se encuentra policromado al óleo y lleva ojos de cristal. Lejos de la madura fuerza habitual, el santo muestra la barba y el pelo espesos y negros, así como un gesto melancólico que transmite cercanía.