NUEVA OBRA DE JUAN Y SEBASTIÁN MARTÍNEZ CAVA

Francisco García Marco (13/03/2021)


 

 

Presentamos la imagen de Jesucristo Buen Pastor, obra de los escultores murcianos Juan y Sebastián Martínez Cava. La efigie, en barro cocido y tamaño inferior al natural, recibirá culto en la colección privada de un particular de la villa murciana de Ceutí.

Se trata de un pequeño misterio, plenamente imbuido de unción religiosa, que bebe, estilísticamente hablando, de las fuentes del barroco murciano, tan mediatizado por la obra del inmortal Salzillo pero, también por la obra de Francisco Sánchez Tapia y sus hijos los Sánchez Araciel que, en la transición del siglo XIX al XX, prolongaron, con tanto éxito, la imaginería barroca murciana. No obstante, el conjunto presenta importantes peculiaridades que nos hablan de la complejidad artística de los autores y de su ilusionante proyección futura. Esto lo vemos, sobre todo, en la resolución iconográfica de la imagen que huye del prototipo histórico para realizar una obra híbrida que conjuga la devoción pastoreña con la jesuítica del Sagrado Corazón. Y esto, que fue un encargo particular del comitente, les permite profundizar en la misma iconología de la efigie. El Buen Pastor es un Jesús adulto, como en las imágenes protocristianas del Alto Imperio, en el que los signos visibles de su entrega por los hombres no son solo el cayado, el sombrero y el cordero, sino, sobre todo, su corazón y las llagas. Y para profundizar en la novedad iconográfica, se huye tanto de la pelliza como de los consabidos colores jesuíticos blanco y rojo para utilizar el rosa de los sacerdotes levíticos y el azul de la divinidad.

Todo el conjunto está lleno de la gracia del Rococó tanto en la disposición de la figura cristífera como en la adición de las figuras secundarias de la oveja y el ángel. Las mismas, al tiempo que completan la significación del misterio, lo dotan de una gracia conventual que contrasta con la rotundidad del Cristo que, en muchos aspectos, pareciera ser más el boceto de un colosal monumento público al Corazón de Jesús que una imagen para la devoción íntima de un oratorio particular.

La obra conjuga a la perfección las partes modeladas con las vestidas. En estas, las calidades son escultóricas a base de una estudiada disposición del alma del candelero y de un trabajo de las telas que consigue texturas plásticas de apariencia tallada.

La presente obra viene a enriquecer una vasta producción iniciada casi en la infancia de los artistas que conjuga las terracotas y las tallas, los tamaños naturales con los académicos y reducidos, las temáticas pasionales con las letíficas, la reproducción, casi facsímil, de las grandes devociones murcianas con la restitución visual de devociones perdidas en la Guerra Civil y todavía no recuperadas y, finalmente, con nuevas iconografías, como la presente, en la que los artistas muestran su versatilidad y facilidad en la reinterpretación de modelos y devociones. Una obra vasta y variada, para la juventud delos autores que, no sólo ilusiona en su proyección de futuro, sino que muestra la riqueza, variedad y calidad artística de la imaginería murciana actual en la que los hermanos Martínez Cava se suman al variado elenco de artistas murcianos ya consagrados.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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