NUEVA OBRA DE JUAN Y SEBASTIÁN MARTÍNEZ CAVA

Alejandro Romero Cabrera (04/06/2019)


 

 

Los imagineros murcianos Juan y Sebastián Martínez Cava presentaron el pasado 1 de Junio la que se ha convertido en primera gran obra en madera de su prometedora carrera profesional. Se trata de Nuestra Señora de la Aurora, grupo escultórico encargado por la nueva Hermandad homónima de Lorca (Murcia) para ser la imagen titular de su corporación. Esta Hermandad ha nacido en el seno de la Cuadrilla de Auroros de Lorca, con la intención de devolverle a la Ciudad del Sol un capítulo de tradiciones religiosas muy destacadas en otros tiempos y que se habían desvanecido con la pérdida de la anterior imagen en los disturbios de la Guerra Civil. La Cuadrilla actual se creó en 2003, recuperando así los cantos de la secular tradición aurora lorquina.

Dicha imagen destruida, obra del inmortal escultor Francisco Salzillo, ha sido el acicate inspirador para el encargo y hechura de esta nueva talla, si bien desde la Hermandad se les dio a los imagineros plena libertad para crear una imagen del mismo corte iconográfico, pero completamente distinta. Por tanto, este grupo escultórico es ya una magistral materialización de las características que los artistas han venido preconizando poco a poco en todas sus obras previas: la adscripción al estilo de la escuela imaginera barroca murciana, pero depurándola de distintos amaneramientos que se le fueron adhiriendo con el paso de los siglos, creando composiciones nuevas y aportando la especial finura y esbeltez que tanto caracterizan ya a los modelados, facciones y plegado de paños de los Hermanos Cava.

Nuestra Señora de la Aurora es un grupo escultórico de 1'80 de altura, tallado en madera de cedro, policromado, dorado, estofado y esgrafiado. Representa en sí la advocación mariana del Rosario de la Aurora, representación iconográfica muy común en la Diócesis de Cartagena y en toda la zona levantina española. Se trata de una visión apocalíptica o gloriosa de María, la nueva aurora del Sol naciente: Cristo, el Sol del mundo. De ahí que nos muestre a su Hijo sobre el globo terráqueo, en el que el amanecer brota del mismo cuerpo de la Virgen, quien se encuentra semiarrodillada sobre un cúmulo de nubes tratadas con especial delicadeza cromática, rodeada por cuatro angelotes y tres querubines. Todos se encuentran absortos en distintas contemplaciones del etéreo momento y sólo el Niño Jesús dirige su mirada a los fieles mostrándoles el Stmo. Rosario.

Uno de los ángeles sostiene la cruz del rosario del Niño, el que está bajo el globo terráqueo porta una guirnalda de flores de tela confeccionada por los mismos imagineros; el ángel frontal asciende sobre las nubes en actitud adoradora, y por último, desde la espalda de la Virgen, en plena acción de volar planeando, aparece por un lateral el "ángel auroro", que ayuda a María a sostener el lábaro y su rosario y que además porta una campana auténtica como homenaje a la cuadrilla de auroros, al ser uno de sus instrumentos más característicos.

En cuanto a los querubines, uno aparece revuelto entre la punta sobrevolada del manto de la Virgen, otro se gira completamente hacia arriba para poder mirar extasiado su rostro, y el último, en una escena llena de candor y devoción, le besa su bendito pie.

Todo el grupo escultórico está policromado con un gran colorido y luminosidad, haciendo así referencia al significado de esta advocación. Destaca notablemente el trabajo de estofa con oro fino de los paños, algo tan propio de la imaginería barroca murciana, para la cual los artistas se han inspirado en el bellísimo e histórico espolín de la "Casa Garín" de Valencia, denominado "San Felipe". A la característica lumínica antes mencionada contribuyen también las claras carnaciones de todos los personajes así como los ojos de cristal, fabricados por los Hermanos Cava tal y como se hacía en el siglo XVIII, demostrando una vez más su maestría a la hora de emplear los aditamentos tan propios de la imaginería barroca en su justa medida (ojos de cristal, pestañas naturales, joyería, flores, etcétera).

La corona de la Virgen de la Aurora ha sido realizada por el orfebre sevillano José Antonio Conradi. Por su parte, el lábaro ha sido diseñado por Nicolás Galiano Mondéjar (hermano de la Aurora) y bordado por la lorquina Loren Navarro Sánchez, siguiendo la más genuina tradición del bordado lorquino.

La bendición de la imagen tuvo lugar en el Monasterio de las Madres Clarisas de Santa Ana y Santa María Magdalena de Lorca, en medio de un efusivo ambiente de alegría por esta recuperación fervorosa. Allí permanecerá hasta el octubre, mes del rosario, en que irá en su primera procesión hasta la ex-colegiata de San Patricio, sede canónica de la nueva Hermandad, en cuya capilla de San Julián recibirá veneración todo el año.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

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