NUEVOS ESTUDIOS SOBRE LA HISTORIA, EL ARTE Y EL PATRIMONIO DE CÁDIZ

14/12/2022


 

 
 
Foto: Fabián Pérez Pacheco

 

La catedral de Cádiz fue consagrada en noviembre de 1838. Este acontecimiento fue el motivo de la creación de unas pinturas historicistas que se encuentran en el interior de la misma. La nueva seo gaditana, aparte de su grandiosa arquitectura, se nutre de un rico patrimonio tanto escultórico como pictórico, y cuenta con espléndidas obras de orfebrería. Una investigación minuciosa de la historiadora Alicia Escart Arias recogida en la revista Gaditana-logía, editada por la Universidad de Cádiz (UCA), aporta datos de gran interés y relevancia que ayudan a desvelar quienes fueron los autores de dos de sus grandes obras pictóricas.

Con la llegada de su Siglo de Oro, se hizo imprescindible que Cádiz tuviera una catedral acorde con su categoría y que a la vez pudiese albergar a una población que había aumentado considerablemente. La primera piedra se puso en 1722, y su construcción duró 116 años, comenzando en un estilo puramente barroco y finalizando en líneas neoclásicas. Sin duda, el acontecimiento histórico de la consagración de la catedral gaditana motivó la realización de las pinturas de las cuales Escart Arias se ocupa en su estudio.

La historiadora no puede afirmar, a falta de documentación que así lo acredite, la autoría de Ricardo Balaca y Orejas-Canseco (Lisboa, 1844 - Aravaca, Madrid, 1880), pintor portugués afincado en España, con respecto a una de las obras, y menos aún que la misma fuese la que consiguió el accésit en el certamen convocado por el Ayuntamiento de Cádiz en 1867, aunque existe la posibilidad de que así sea.

Por el contrario, Escart Arias sí confirma que, la obra que se encuentra en el trascoro de la catedral de Cádiz (imagen superior), más próxima a la nave de la epístola, que formó parte de la Exposición Regional de 1879 y fue galardonada con la medalla de oro en su especialidad, se debe a los pinceles del artista local Manuel García Barcia (Cádiz, 1858-hacia 1904), que supo plasmar de una manera ejemplar tan importante acontecimiento. 

 

 
 
Foto: Pichi Gardel

 

Por otro lado, la docente Marta Romero, también en Gaditana-logía, revista de estudios sobre Cádiz cuyo último número acaba de ser editado por la UCA, publica un artículo sobre la Procesión Magna de Cádiz, celebrada el pasado mes de septiembre con motivo de los 300 años de la catedral gaditana. Dicho acto, multitudinario, constituyó una exposición al aire libre de la emotividad y la religiosidad, acompañada del arte imaginero y las músicas de las mejores bandas de música de Semana Santa.

Este evento supuso un antes y un después en la cultura y la tradición de Cádiz, ayudó a tener perspectiva en torno a otros posibles recorridos para la Semana Santa o incluso barajar la posibilidad de nuevos horarios. Como resultado de todo el esfuerzo realizado y del maravilloso trabajo que dio lugar al magnífico acto, la Semana Santa gaditana pasó a tener su lugar y reconocimiento a niveles inimaginables. Posterior a la Magna se sigue haciendo mención a la misma, se usan imágenes de ese día e incluso se han realizado revistas completas, como fue el caso de la revista "Paso Horquilla", dedicadas al evento en su totalidad.

Además, a las nuevas juntas de gobierno les sirvió como experiencia para saber planear una salida procesional, mientras que otras aprovecharon esta ocasión para probar cosas nuevas de cara a la Semana Santa: nueva disposición de los pasos, incorporación de imágenes, cambios en la vestimenta, etcétera. Pues como afirma Marta Romero, hablamos de un evento extraordinario del cual no existían unas normas previamente establecidas, lo que dio lugar a la creatividad y a la imaginación de muchos cofrades.

En la Procesión Magna de Cádiz pudieron verse, entre otras, interesantes esculturas anónimas de diversa procedencia que van de los siglos XVI al XIX, y otras de autores como José Montes de Oca, Francesco Maria Maggio, Francisco de Villegas, Francesco Galleano, Luis Ortega Brú, Francisco Buiza o Luis Álvarez Duarte, y contemporáneos como Luis González Rey o Francisco Romero Zafra. También excelentes obras de orfebrería (urna del Santo Entierro, Manuel Ramírez Serrano) y bordado en hilo de oro (túnica del Ecce Homo, 1852).

 

 
 
Foto: Pichi Gardel

 

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