Nueva Virgen Dolorosa del imaginero cordobés José Antonio Cabello Montilla para un oratorio particular. En este caso, su destino es la localidad jiennense de Alcalá la Real, cuna de los prestigiosos maestros escultores Pablo de Rojas y Juan Martínez Montañés. Mide 160 cm de altura y es de candelero para vestir.

El artista ha tallado esta imagen, cuya advocación es Nuestra Señora de la Amargura, en madera de cedro, con acabados de policromías al óleo. Observamos en ella rasgos juveniles y tonalidades claras, así como un rostro afilado y un rictus que transmite aflicción contenida para no alterar la bella majestad de María.

La obra posee pestañas superiores de pelo natural, dos lágrimas de cristal en cada mejilla, manos extendidas para sujetar el pañuelo y el rosario, y prendas de gran riqueza, integrándose todo ello en la tradicional estética andaluza sobre el tema, dirigida a humanizar el culto dentro de un contexto de divina irrealidad.