La intervención ha sido practicada en un Calvario formado por el conjunto de San Juan Evangelista, la Virgen María y el Cristo Crucificado. Se encuentra sobre un retablo barroco del siglo XVIII, sin policromar, realizado exprofeso para el conjunto. Probablemente en esta época se realizaron los repolicromados como adecuación del conjunto. Las tallas de Juan y María responden a la tipología de imágenes de cuerpo entero, pero por adecuación en el momento barroco, fueron cortadas en su mitad inferior. Quedando la de San Juan corta en esta acción, le han añadido como peana la zona de los pies de la primitiva escultura.

Las imágenes, datadas a comienzos del siglo XV con repolicromado del siglo XVIII, fueron realizadas en madera de pino tallada y policromada mediante óleo pulimentado. Poseen repolicromados y repintes. La corona de espinas del Crucificado está realizada mediante soga enyesada y puntas de forja. Las medidas de Juan y María son de 40 x 20 x 20 cm, mientras que las de Cristo son de 160 x 100 x 50 cm.

Respecto al estado de conservación del Calvario, el Cristo Crucificado presentaba pérdidas de volumen en la corona de espinas; en los dedos pulgar, índice y última falange del dedo corazón de la mano izquierda, y en todos los dedos de la mano derecha. La capa de policromía aparecía cubierta por una capa de suciedad heterogénea. La policromía presentaba pérdidas puntuales localizadas en la parte inferior de la cruz, probablemente debidas a la acción procesional, y en el costado del lateral derecho. Los estucos de la intervención anterior se encontraban levantados.

La Virgen presentaba pérdidas de volumen en el lateral derecho de la tapa trasera y en la fisura de la fenda que atraviesa las manos. Al igual que San Juan, el repolicromado aparecía repintado y las carnaciones presentaban un fuerte craquelado. Por último, el santo presentaba también pérdidas de volumen en el hombro derecho, en el puño de la mano izquierda y en uno de los pliegues de la túnica adyacente a la fenda. 

El tratamiento de restauración, promovido por el Arzobispado de Burgos y el templo parroquial de San Pedro de Pedrosa del Páramo (Burgos), ha consistido principalmente en el desmontaje y traslado de las figuras, fijación y limpieza de las policromías, tratamiento de desinsección y consolidación, y eliminación de repintes.

También se han realizado en este Calvario, conservado en la Ermita de Villaux, labores de carpintería de cara a su restauración y reintegración volumétrica, así como el estucado y la reintegración cromática siguiendo criterios de mínima intervención. Para terminar se aplicaron a las esculturas una capa final de protección.