PIEZA DEL MES. SAN JERÓNIMO DE JOOS VAN CLEVE EN LA CATEDRAL DE BURGOS

02/09/2021


 

 

En esta tabla, elegida Pieza del Mes por la Diócesis de Burgos, San Jerónimo se presenta en un interior, sentado ante su mesa, en la que podemos ver su capelo cardenalicio rojo, sobre el que se apoya un libro abierto. Se ven además unas lentes y un candelabro de bronce con su vela y otros muchos utensilios, siendo lo más llamativo el cráneo que el santo señala con el índice de su mano izquierda mientras apoya su cabeza en la palma de su mano derecha con la mirada perdida seguramente en sus meditaciones sobre la muerte. En el fondo de esta estancia hay una abundancia decorativa con ornamentos renacentistas. Destaca por su belleza el reloj del ángulo superior derecho con bellas filigranas doradas, que es un recuerdo continuo del paso del tiempo.

En el centro de la imagen, y sobre la esfera del reloj, se aprecia un orante. También podemos contemplar un vano abierto a un paisaje, dibujado como una perfecta miniatura con la maestría propia de los pintores flamencos. Este paisaje es lo más fino y meticuloso de la obra y lo que mejor expresa el arte del autor, Joos van Cleve, con la lejanía de las rocas azuladas, que puso de moda Joaquín Patinir.

Parece que existió un original, hoy perdido, de este mismo autor, que estaba inspirado en el cuadro de Alberto Durero, a su paso por Amberes en 1521. Del supuesto original perdido de Joos van Cleve, se conservan numerosas versiones que también se prodigan en los talleres de Quentin Metsys, Marinus y Van Hermessen. Hay que recordar que los cuadros de San Jerónimo tuvieron gran demanda porque se pusieron de moda en el siglo XVI para decorar los despachos de los caballeros de la época.

Este ejemplar de la Catedral de Burgos podría reflejar, al menos en parte, el original perdido de Joos van Cleve. Tanto la manera de dibujar el cráneo, como la mano de San Jerónimo que se apoya en el mismo, recuerdan el estilo de este pintor de Amberes. El cráneo presenta una curiosidad artístico poco frecuente y es que, desde la mandíbula superior y rebasando la órbita ocular, se forma una parte que se podría considerar "blanda" y termina con una hoja, o más bien con sus nervaduras, que corta una línea obscura en zigzag, llegando al índice del personaje. También resulta llamativo el hundimiento craneal que se aprecia en la frente del santo, hasta el punto de poder producir la impresión de un vaciado de cerebro.

Con cierto atrevimiento podría afirmarse que se trata de un antecedente del surrealismo a medio camino entre El Bosco y el concepto contemporáneo del término. La composición de esta tabla de la Catedral de Burgos se repite en otras versiones europeas conservadas en España, con una semejante disposición, pero con sensibles diferencias de estilo. Las más próximas son las de Granada, la de Briviesca (Iglesia de Santa María la Mayor) y la de la colección particular madrileña con probable procedencia del Monasterio de Sisla.

 

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