AD GLORIAM DEI

Con información de Ignacio González de Santiago (11/11/2018)


 

 

Ad Gloriam Dei es una colección formada por cien imágenes de iconografía exterior de la Catedral de Burgos con la pretensión de poner al alcance de la gente lo que la gente admira pero no ve con claridad. Están realizadas a partir de fotografías impresas con tintas de pigmentos minerales encapsulados en resina, sobre papel de trapo para grabado, con un tamaño final de 40 x 50 cm. La selección no pretende ser exhaustiva sino simpática, mostrando algunas de las imágenes más curiosas o divertidas de la seo burgalesa que quizá a la mayoría nos hayan pasado inadvertidas o no hemos admirado con suficiente detenimiento.

La muestra ha sido organizada por la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021. Las instantáneas han sido realizadas por el fotógrafo, conferenciante y divulgador Ángel Herraiz, que además es presidente de la Asociación de Fotógrafos de Burgos y Premio Goya de Fotografía 1997. Herraiz cuenta también con una mención de los Kodak Gold Awards 1997, entre otros méritos. 

Los burgaleses pasamos junto a la catedral y la vemos como uno más de nuestros vecinos. Nuestra indiferencia, por cotidiana, es nuestro pecado. Y, habiendo nacido privilegiados, cargamos con la penitencia de no disfrutar como debiéramos de tanta belleza, de tanto saber, de tanta piedra hecha alma. Por eso siempre se puede ver más, discernir lo que estando delante no advertimos y así, en constante interrogación, buscar y encontrar.

Fealdad y belleza. Fe y razón. Real o imaginario. Encuentro de contrarios en esta serie de fotografías de partes de la catedral, todas ellas tan a la vista como ocultas. Gárgolas y quimeras, ángeles y demonios, personajes solitarios o en escenas delirantes, tenantes y seres fantásticos. Estamos ante los "márgenes" del edificio, aquello que, aunque marginal, quizá anime la esencia misma del templo. La fe informó con nuevo espíritu la tradición clásica: bestiarios, libros de viajes, repertorios gráficos, leyendas, apologías y fábulas: todo ese menú fue fagocitado por la piedra y vuelto a nacer en formas extrañas, o no tanto, en laberintos de seres que pueblan nuestro templo. Jurgis Baltrusaitis, en su imprescindible La Edad Media fantástica, explica que la antigüedad clásica, con sus seres entre animales y humanos, se mantuvo presente en la Europa medieval: gárgolas y quimeras son en cierto modo la subsistencia de los mitos griegos y romanos.

Los escultores de la catedral trabajaron añadiendo a lo preexistente, incorporando nuevas formas según iba transcurriendo el tiempo de vida de ese ser casi orgánico que es el conjunto, a veces fijándose en lo anterior, en ocasiones sin hacerlo, construyendo de esa suerte un "cadáver exquisito" que, ahora, convencionalmente dado por concluido el templo, vemos en conjunto armonioso o caótico, pleno y fragmentado a la vez. Fruto de eso es nuestra reflexión: todo simultáneo, al margen de programas iconográficos, de intenciones, partiendo de y concluyendo en lo que ahora vemos.

No hay en la exposición Ad Gloriam Dei un afán por aportar erudición, ni tampoco por llenar de contenido sobre teoría o historia del arte las paredes de una sala ni las páginas de un libro. Nuestra intención es otra: en una catedral nos topamos con todo aquello que ha existido, que existe y que, de una u otra manera, existirá: estas fotografías, simplemente, lo muestran.

La muestra estará abierta al público en el Salón del Trono del Palacio de Capitanía (Plaza de Alonso Martínez s/n, Burgos) hasta el 9 de enero del próximo año 2019 y podrá visitarse de martes a sábado en horario de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas (los sábados solo mañanas); lunes, domingos y días festivos, cerrado.

 

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