NUEVAS INCORPORACIONES AL MUSEO DEL RETABLO DE BURGOS

21/08/2018


 

 

Los últimos objetos litúrgicos en sumarse a los expuestos en el templo desacralizado de San Esteban, sede del Museo del Retablo de Burgos, proceden de la parroquia de la Natividad de San Juan Bautista del municipio de Revillarruz. Se trata de una cruz procesional datada en 1578 (detalle en la imagen superior), obra de los orfebres Jerónimo Corseto y Pedro García Montero, y de un cáliz-custodia labrado en torno a los años 1563-1750 (imagen inferior), obra de Pedro Fernández del Moral, platero del monarca Felipe II.

La cruz procesional es realmente magnífica. Recurre a los fundidos, pero los repujados son abundantes en el pie y en la cruz. Muestra además una iconografía muy completa en torno a la figura de San Juan Bautista, patrono de Revillarruz. Responde al modelo renacentista de cruz de brazos abalaustrados creado en la década de 1530 del siglo XVI. Unas pequeñas variaciones ornamentales muestran la adaptación del modelo a las nuevas preferencias estilísticas, marcadas por la insistencia en los motivos desarrollados en el manierismo. 

Tras hallarse custodiados en los últimos años en casas de varios vecinos de Revillarruz, e incluso en la caja fuerte de un banco, los feligreses del templo parroquial de dicha localidad han valorado positivamente la nueva ubicación de los objetos, "algo digno de elogio", según detalla Antonio García Ibeas, director del Museo del Retablo. "Además, permitirá que mucha gente los pueda apreciar de primera mano y dar a conocer tanto la cultura como el patrimonio de Revillarruz, sin olvidar que los objetos son propiedad de la parroquia y volverán al pueblo cuando haya celebraciones litúrgicas u otros actos importantes", apostilla García Ibeas.

Tanto la cruz como el cáliz custodia se exhibirán a partir de ahora en la zona de orfebrería del Museo, ubicada en el coro alto del templo, donde se exhiben importantes piezas de orfebrería, fundamentalmente cálices, píxides y cruces como la espléndida del templo parroquial de Santa Eulalia de Tañabueyes, realizada por Juan de Landeras  (1612-1618); todo ello presidido por un magnífico tríptico flamenco del siglo XVI, obra de Ambrosius Benson procedente de la iglesia de San Cosme y San Damián de la capital burgalesa.

En 1994, el entonces arzobispo Teodoro Cardenal Fernández, ponía en marcha en la Iglesia de San Esteban el Museo del Retablo, un lugar donde albergar los bienes muebles de tantas iglesias burgalesas en peligro de desaparición. Desde entonces, este peculiar Museo alberga varios retablos, así como otros objetos litúrgicos como esculturas, pinturas, sepulcros y pilas bautismales, recuperando así su función cultual y catequética para prestar un servicio a la demanda de cultura religiosa de burgaleses y foráneos.

Los bienes que se exponen en este espacio, situado a escasos metros de la Catedral, siguen siendo propiedad de sus parroquias de origen y vuelven a las localidades siempre que se requiera, si bien, exhibidos en el Museo, pueden ser contemplados por todos los burgaleses y custodiados con todas las garantías que carecen en sus pueblos, como controles de vigilancia y edificios que no corran riesgo de venirse abajo.

Hay que tener en cuenta que la de Burgos es una de las diócesis con más parroquias del país. A ellas hay que sumar un incontable número de ermitas y otros tantos monasterios que albergan en su interior un rico patrimonio artístico que, a pesar de las dificultades, intenta ser protegido y potenciado. Con todo, muchos de los pueblos de la provincia están en peligro de extinción y otros incluso ya inermes. Hace años que la Iglesia burgalesa se dio cuenta del problema y lleva tiempo intentando salvaguardar tan rico patrimonio.

 

 

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