RAMON CASAS, LA MODERNIDAD ANHELADA

20/11/2016


 

 

Ramon Casas, la modernidad anhelada es la exposición central del Año Ramon Casas, que conmemora el 150 aniversario del nacimiento del pintor. Se trata de una producción de Museus de Sitges, la Obra Social "La Caixa" y el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), con la colaboración de la Generalitat de Catalunya, la Diputación de Barcelona y el Ayuntamiento de Sitges. Está comisariada por Ignasi Domènech, máximo responsable de colecciones de Museus de Sitges; y Francesc Quílez, coordinador de colecciones del MNAC.

Ramon Casas, la modernidad anhelada se presenta hasta el 19 de febrero de 2017 en las salas del Museo de Maricel de Sitges y se podrá ver posteriormente en los centros de CaixaForum de Madrid (del 7 de marzo al 11 de junio de 2017) y CaixaForum de Palma de Mallorca (del 5 de julio al 22 de octubre de 2017). La voluntad de los comisarios es mostrar la obra de Ramon Casas en el contexto en el cual apareció, agrupada en cinco ámbitos temáticos. Con la presencia de obras de otros artistas, el recorrido se plantea como un juego de espejos, un camino de doble recorrido, que permite visualizar las influencias, analogías e intereses comunes que existieron entre Casas y otros autores contemporáneos.

La muestra de Sitges está formada por 178 obras entre las cuales hay realizaciones del pintor en varios soportes como la pintura, el dibujo y el cartel. Muy relevante es la presencia de un grupo numeroso de fotografías de época que ayudan a enmarcar su obra dentro el contexto social y cultural del periodo en que vivió. El hecho de que se trate de una exposición con tres sedes (Sitges, Madrid y Palma de Mallorca), la itinerancia de las cuales suma un período de casi un año, impide que todas las obras estén presentes en las tres sedes, aunque el catálogo es un elemento común en todo el ciclo expositivo. La conservación de las obras obliga a mantener una dinámica de rotación. Muchas obras sobre papel, por ejemplo, no pueden estar expuestas un año entero y por otro lado algunos museos nacionales e internacionales nunca prestan una obra tanto tiempo.

La muestra presenta obras procedentes de colecciones privadas de todo el estado, así como préstamos de museos nacionales y extranjeros como: Museu del Cau Ferrat de Sitges, MNAC, Colección Carmen Thyssen, Museo Nacional del Prado de Madrid, Museu Picasso de Barcelona, Museo de Bellas Artes de Bilbao, Museo de Bellas Artes de Córdoba, Museu de la Garrotxa, Museu de Montserrat, Museu del Modernisme de Barcelona, el Institut Amatller d'Art Hispànic, Museu d'Arts Escèniques, Museu d'Art de Sabadell, Museu d'Història de Barcelona (MUHBA), Museo d'Orsay, Museo Picasso de París, Museo de los Agustinos de Toulouse, Museo de Bellas Artes de Burdeos, Museo de Versalles y Galería de los Uffizi de Florencia.

Con la voluntad de situar la obra de Ramon Casas en contexto, sus pinturas, dibujos y carteles se presentan relacionadas con obras de Carolus-Duran, John Singer Sargent, Antoni Caba, Thomas Couture, Francesc Masriera, Romà Ribera, Toulouse- Lautrec, Santiago Rusiñol, Joaquin Sorolla Joaquim Torres-Garcia, Julio Romero de Torres, Anders Zorn o Pablo Picasso, entre otros. Las realizaciones fotográficas de Frederico Ballell, Antoni y Josep Esplugas, entre otros, enriquecen el recorrido y permiten entender la existencia de intereses compartidos entre la pintura y la fotografía. De la misma forma, todo este material también nos acerca a la influencia formal y compositiva que la fotografía ejerció sobre la obra de Casas. Los encuadramientos, los puntos de vista, las visiones aéreas son algunos de los préstamos incorporados por el pintor.

 

 

La conmemoración del 150 aniversario del nacimiento de Ramon Casas (1866-1832), deviene una oportunidad magnífica para reencontrarnos con la obra del pintor que mejor supo captar la eclosión de un nuevo tiempo en el cual la idea de modernidad llamaba a la puerta de la historia. Con su actitud, a veces bohemia, a veces irreverente y socarrona, Casas realizó una firme declaración de adhesión a la propuesta surgida en el decurso de las últimas décadas del siglo XIX. En este sentido, no hay que obviar su uso de determinados ingenios -la bicicleta, el automóvil- que ponían de manifiesto la convicción optimista en las posibilidades tecnológicas que ofrecía el mito del progreso. A caballo, entonces, entre el deseo y la realidad, la obra de Casas fue muy permeable a la asimilación de un gran número de influencias: el cartel, la fotografía, o la estampa japonesa, pero, a pesar de la incorporación de elementos modernos, su poética no tuvo suficiente impulso como para provocar un movimiento sísmico en el arte catalán de la época.

Los inicios de la carrera artística de Casas estuvieron muy marcados por su temprana decisión de viajar a París, donde fue a estudiar cuando solo tenía 15 años de edad, ciudad que construyó una referencia permanente a lo largo de toda su vida. En este contexto de la década del 1880, el contacto con el principal centro artístico europeo fue un incentivo estimulante, dado que le permitió conocer un abanico muy rico de lenguajes y tendencias creativas. El pintor fue muy permeable a todas estas influencias asimiladas durante una etapa formativa privilegiada, dado que en contra de lo que hubiera sido habitual no se reflejó en los modelos locales, sino que hizo un salto valiente y se fijó en la obra de artistas internacionales, algunos de ellos, como era el caso de Carolus-Durand, con una reconocida trayectoria.

En este ambiente dinámico, es natural que el joven Casas quedara deslumbrado y adoptara un registro poético muy ecléctico y muy indeterminado, sin que pudiera emerger aún una propuesta original y diferente. Esta simbiosis híbrida queda patente en una indefinición de lenguaje y un predominio de los ejercicios autorreferenciales, donde predominan los retratos familiares, de amigos, todo aquello que le permite autoafirmarse como pintor, con el objetivo de hacer un autodescubrimiento fundamentado en las miradas y las referencias deudoras de las obras de otros pintores. Pocos años más tarde, el juego de espejos revertirá positivamente y dará paso a un proceso en el cual la obra de Casas acabará siendo el espejo en el que se reflejará la obra de la generación artística catalana posterior.

Con la realización de Garrote vil (1894), Casas inaugura las composiciones dedicadas a la denominada pintura de crónica social. Aunque con anterioridad había iniciado el camino de descubrimiento de un nuevo material sensible como era el de la aparición de público en las escenas taurinas, no fue hasta aquel momento cuando el pintor decidió incorporar a su repertorio el motivo de la multitud de una forma mucho más intensa.

En realidad, la temática entronca con la tradición decimonónica de la pintura de historia, en la cual se refleja, pero con una voluntad de superar las limitaciones y los convencionalismos del género. Casas incorpora en estas obras un actor histórico nuevo: la multitud anónima. El héroe virtuoso, valeroso y épico, el modelo clásico del exemplum virtutis, da paso en su pintura a una multitud desmaterializada y poco individualizada, en la cual los referentes éticos han desaparecido. Más allá de las implicaciones morales del tema, la ausencia de valores individuales o la tendencia a la alienación social, para Casas las narraciones representadas permiten al pintor captar las posibilidades estéticas de una masa uniforme de personas aglomeradas. De la misma forma, las composiciones ponen de manifiesto la influencia de la técnica fotográfica, un efecto especialmente perceptible en el uso de un tipo de encuadre fragmentario y un marco visual abierto que insinúa una acción continuada.

 

 

No deja de resultar paradójico que un pintor cosmopolita y receptivo a los corrientes pictóricos internacionales se sintiera atraído por el cultivo de la temática popular. La destacada presencia de los motivos pintorescos en su producción con una especial predilección por la representación de escenas taurinas o tipologías de majas y toreros, muy en sintonía con la más tradicional veta brava española, deja patente la permeabilidad de Casas a la hora de incorporar un repertorio lleno de referencias locales, muy apreciado por una clientela muy identificada con estos elementos simbólicos. Después de todo, pero, una vez más, su obra evidenciaba un modelo híbrido en el cual el pintor moderno era sensible a nutrir su imaginario con todos aquellos elementos que pudieran enriquecerlo, superando la tradicional diferencia que separaba la alta cultura de la baja. El circo, la tauromaquia, los espectáculos populares permitían la conexión con unas formas de recreo muy arraigadas en el imaginario popular y que desvelaron el interés de las nuevas generaciones de artistas. Sin embargo, la sobre interpretación abusiva del tema produjo un efecto contrario, dado que Casas también tuvo la tendencia de fijar una imagen tópica y estereotipada, sin pretender revisar la visión folclórica hegemónica.

En enero de 1897 abre sus puertas en Barcelona la cervecería Els Quatre Gats. El local de la calle Montsió fue el centro irradiador de un modelo cultura alternativo dedicado a incentivar y estimular la libertad y la creatividad artística. Siguiendo el modelo del famoso cabaret parisino Le Chat Noir, en el cual se reflejó. El espacio reunió, durante sus seis años de funcionamiento, todo tipo de actividades populares -espectáculos de sombras chinas, marionetas, combates de boxeo- y también artístico. Aunque no supuso ninguna alteración de las relaciones artísticas existentes, la actitud del grupo bohemio, liderado por Casas, Romeu y Rusiñol, evidenció la crisis del sistema oficial de las artes, incapaz de dar salida a las pulsiones más vanguardistas y dinámicas de la época. Más allá de las cualificaciones de informal, irreverente, incluso, extravagante, con las cuales se quiso limitar y caricaturizar el abasto de la experiencia, durante este período el artista vivió un momento de una intensa productividad. Con sus creaciones populares Casas creo la marca publicitaria de la popular taberna y supo dar visibilidad a buena parte del imaginario del grupo. Aunque breve, este episodio de la historia cultural de Barcelona fue una de las aportaciones más originales y estimulantes de la modernidad artística catalana.

Gran especialista en el cultivo del género del retrato, Casas convirtió la imagen de la mujer en uno de los motivos artísticos más habituales de su trayectoria profesional. Las obras expuestas en Ramon Casas, la modernidad anhelada incluyen una diversidad tipológica suficientemente representativa de los diferentes modelos en los cuales fundamentó la búsqueda del ideal estético de belleza femenina, aunque predomina el perfil de la mujer sofisticada, refinada, elegante y coqueta, mucho más próxima al decorativismo del estilo 1900. Esta ambientación de sofisticación, lujo y riqueza nos sumerge en una sociedad que tiene el hedonismo y el culto al placer esteticista como valores muy estereotipados del decadentismo de finales del siglo XIX. Sin embargo, junto a este arquetipo, deudor de la pintura anecdotista y la sensualidad orientalista, también emerge, como reclamo publicitario, un modelo de mujer emancipada, activa, que tiene un rol más acorde con la vida moderna a quien le gustan actividades como la lectura o el deporte, alejadas de la imagen tradicional. De la misma manera, les series de desnudos realizados durante la década de 1890 devienen uno de los episodios pictóricos más libres y estimulantes de Casas. En términos formales, son ejercicios que superan las convicciones academicistas y derivan en propuestas de gran atrevimiento formal y de una gran fuerza visual.

Con motivo de Ramon Casas, la modernidad anhelada, Sitges ha programado varias actividades paralelas, que pretenden trasladar el entorno a la época de Casas y los modernistas. En este sentido, diferentes restaurantes de Sitges han programado la campaña "Ramon Casas en el paladar" en la que ofrecen platos de la época entre el 23 de noviembre y el 18 de diciembre. Durante el tiempo que dura la exposición, otro restaurante ofrece la Tapa Ramon Casas, mientras que una cervecería ha creado la Cerveza Ramon Casas, con gustos de anís y whisky.

Las acciones paralelas continuaran el mes de enero con una muestra de escaparates modernistas que realizarán varios establecimientos de Sitges. El Servicio pedagógico de Museus de Sitges ha preparado diferentes visitas guiadas, talleres escolares, familiares y salidas culturales vinculadas a la exposición.

 

 

 Dirección y horario: Carrer de Fonollar s/n, Sitges (Barcelona).
Martes a domingo (incluidos festivos), de 10:00 a 19:00 horas; lunes, cerrado.

 

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