Pocos artistas catalanes han dejado una huella tan nítida en la comprensión de la historia social y política de la España contemporánea como Ramon Casas, dibujante, cartelista, retratista e intérprete de los cambios de un país que entraba con grandes transformaciones sociales en el siglo XX y que en lo estético, miraba a París.

Coincidiendo con el 150 aniversario de su nacimiento en el año 1866, el Museo del Modernismo de Barcelona (Belmes, 48) organiza hasta el 8 de mayo la exposición Ramon Casas. La Vida Moderna, que se plantea como una ambiciosa retrospectiva tributo a una figura, cuya facilidad para el dibujo le convirtió en insustituible retratista de finales del XIX y las primeras décadas del XX.

La etapa de formación de Casas y sus primeros viajes a París integran el primero de los bloques temáticos de la exposición, que también se centra en la crónica social, ciclismo y automovilismo, las revistas artísticas y literarias, los retratos de chulas y manolas, Júlia y los retratos de personalidades contemporáneas.

El Museo del Modernismo de Barcelona celebra el 150 aniversario del nacimiento del pintor, cartelista y diseñador gráfico Ramon Casas i Carbó (Barcelona, 4 de enero de 1866 - 29 de febrero de 1932). El museo organiza actividades y exposiciones, entre las que destaca una gran retrospectiva del insigne autor barcelonés que ocupará gran parte del espacio expositivo, con obras que están presentes en la iconografía popular y otras, casi inéditas, que favorecerán una visión de conjunto de la excelente obra de Ramon Casas.

En Ramon Casas. La Vida Moderna vemos a un artista multidisciplinar: desde su afición al ciclismo y al automovilismo -y las relaciones que tuvo con diversas personalidades ligadas al motor, siendo fundador de una institución centenaria vinculada a este mundo-, hasta su pasión hacia el cartelismo como nueva fuente de expresión artística y comercial, contrastada con otras visiones de artistas contemporáneos, pasando por las grandes series de retratos que ejecuta a principios del siglo XX y en los últimos quince años de su vida.

También podemos informarnos en la muestra de la doble relación de Casas con la burguesía barcelonesa y la bohemia parisina, con sus estancias en el barrio de Montmartre. También se expone su faceta artístico-literaria y la huella que dejó en las revistas Quatre Gats, Pèl & Ploma o Forma. Asimismo, tendrán cabida los cuadros de Casas como cronista de la sociedad de su tiempo, como testigo de grandes eventos. Pero hay más: su relación con Júlia Peraire -de la cual se ocupará también monográficamente el Cercle del Liceu- las series con sus estereotipos femeninos de chulas y manolas, y las estancias estivales en Sant Benet de Bages.