MONTSERRAT, MIL AÑOS DE ARTE E HISTORIA

22/04/2025


 

 

Ubicado en una montaña de impresionante relieve, el monasterio de Santa María de Montserrat ha vivido una larga historia que le ha llevado a ser un santuario de gran popularidad, a desarrollarse como un foco cultural muy relevante, a superar una destrucción casi total y a convertirse en un punto de referencia para el país. A través de todas estas circunstancias, nunca ha dejado de ser una comunidad de fe que ha perseverado fielmente siguiendo la regla de San Benito durante mil años. Las obras de arte conservadas en el monasterio toman la voz a través de la exposición Montserrat, mil años de arte e historia (Montserrat, mil anys d'art i d'historia) para contar con su testimonio esta historia milenaria. Una muestra que podrá visitarse durante toda la celebración del milenario, hasta el próximo 8 de diciembre. El horario de visitas es el mismo del Museu de Montserrat: todos los días, de 10:00 a 17:45 horas.

El monasterio de Montserrat se fundó en una montaña más que milenaria. Su geología ha maravillado desde siempre a los humanos que han vivido cerca y que a menudo han visto, como en otros lugares naturales extraordinarios, una manifestación de lo divino. Como en la Tebaida de los antiguos monjes cristianos de Egipto, el impresionante relieve de Montserrat, junto con las dificultades de acceso, favoreció que fuera lugar de retiro espiritual. Ya antes de la fundación del monasterio de Santa María ahí se documentan distintas iglesias.

Hace mil años, bajo el gobierno del abad y obispo Oliba, se erigía en la ermita de Santa María de Montserrat una pequeña comunidad monástica de padres benedictinos, dependiente del monasterio de Ripoll. Poco después se empezaba a construir una nueva iglesia románica en la que los monjes pudieran celebrar la misa y cantar el oficio divino. Daban principio a una historia destinada a durar más de un milenio.

Desde finales del siglo XII en el pequeño monasterio de Santa María se empezaron a registrar milagros de la Virgen. La noticia de estos prodigios se esparció enseguida e hizo crecer mucho la fama del lugar y de la imagen. En el siglo XIII, el rey Alfonso X de Castilla ya le dedicó una de sus famosas Cantigas. Los peregrinos de todo tipo eran cada vez más numerosos. Así pues, la condición de santuario mariano fue también desde los primeros siglos uno de los rasgos fundamentales de Montserrat, como lo es todavía hoy.

En los siglos XIII y XIV, los priores de Montserrat trabajaron por la consolidación de las posesiones del monasterio y la mejora de sus instalaciones, en correspondencia con la creciente fama del santuario. Esta prosperidad dio lugar a un largo proceso para obtener la condición de abadía independiente de Ripoll.

 

 

En el siglo XV en Montserrat, como en otros monasterios, las injerencias políticas y la deficiente gestión de las rentas no creaban un buen marco para la vida espiritual. Se trató de corregir estos problemas con el traslado de monjes de monasterios reformados, pero finalmente la abadía fue completamente sometida a la de San Benito de Valladolid. Ello dividió a la comunidad durante tres siglos, aunque al mismo tiempo atrajo a personajes relevantes como García de Cisneros, que renovaron su espiritualidad.

A pesar de las disensiones internas de la comunidad, durante los siglos modernos el monasterio de Montserrat vivió una época de esplendor. A finales del siglo XVI el abad Bartomeu Garriga emprendió la construcción de la gran iglesia actual, iniciando un impulso que culminó con la reconstrucción de las dependencias monásticas en el siglo XVIII. Varios monjes de esa época fueron célebres por sus contribuciones a la espiritualidad, la historia, la ciencia o la música.

La Guerra de la Independencia o Francesada, también conocida como Guerra del Francés en Cataluña, causó la destrucción del monasterio, y los intentos de reanudar la vida comunitaria no triunfaron plenamente hasta entrado el siglo XIX. Durante la segunda mitad del siglo, con los abades Miquel Muntadas y Josep Deàs, aquel nuevo Montserrat se fue convirtiendo en un faro de la Renaixença y del catalanismo. Mientras, la iglesia se restauraba según los gustos artísticos de la época e iba obteniendo su aspecto actual.

Gracias a los frutos de una restauración ya consolidada, Montserrat hizo contribuciones decisivas al florecimiento cultural de Cataluña en el primer tercio del siglo XX, sobre todo en su dimensión cristiana. Pero la Guerra Civil lo interrumpió traumáticamente, en primer lugar con el asesinato de una veintena de monjes. Sin embargo, y pese al clima opresivo de la posguerra, la rápida reanudación de una intensa actividad espiritual, artística y cultural en catalán enseguida volvió a convertir Montserrat en un punto de referencia para el país.

Durante el último medio siglo, en un mundo cambiante, Montserrat ha continuado fiel a su carácter de lugar de encuentro para la gente de Cataluña y de todas partes, desde las figuras más notables hasta todo tipo de peregrinos. El relevante papel cultural de las Publicaciones, del Museu de Montserrat y de la Escolanía, la restauración de la iglesia y del órgano, la acogida de los numerosos visitantes y la Fundació Abadia de Montserrat 2025 -fundada con la vista puesta en el milenario, sus objetivos son mantener y promover los valores seculares del monasterio y santuario de Montserrat y garantizar la adecuada acogida de visitantes y peregrinos- son algunos de los medios con los que el monasterio y santuario persevera al servicio de todo el mundo, a punto de iniciar el segundo milenario de su historia. 

 

 

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