Dolorosa

Imagen mariana a tamaño natural, modelada con patético realismo hasta la altura del pecho en terracota y telas encoladas y policromadas, buscando el escultor reinventar los modelos barrocos de Mena. Lleva cinco lágrimas vítreas en el rostro. Ha sido realizada para formar pareja con el Ecce Homo recientemente entregado por el autor para una colección particular, presentado hace un mes en La Hornacina (ver enlace).

Ecce Homo

La efigie tiene como destino la localidad mexicana de Monterrey. Se trata de un busto perteneciente a una iconografía bien conocida por el artista, cuyo tamaño en este caso es algo superior al natural. Comparte con la anterior Dolorosa, que también mira al cielo, los materiales, empleándose aquí además las cuerdas encoladas. Dentro del sangriento desgarro del autor, se ajusta un tanto a los dulcificados tipos sevillanos del barroco.