Se trata de una imagen mariana en una de sus iconografías andaluzas más populares: la Virgen Dolorosa. Labrada para una colección particular, es talla de candelero para vestir. Realizada en madera a tamaño natural (mide 170 cm de altura), lleva incorporados ojos de cristal y pestañas superiores de pelo natural.

El joven artista nos muestra un simulacro de dolor dulce y contenido, muy idealizado y sin grandes dramatismos expresivos. Posee la cabeza ligeramente inclinada hacia el lado izquierdo y tersas mejillas por las que corren cinco lágrimas realizadas con cristal, dos en su lado izquierdo y tres en el derecho.

Observamos los labios ligeramente entreabiertos que dejan ver dientes y lengua tallados en la madera. Sus manos abiertas portan los atributos habituales en este tipo de imágenes, pañuelo y rosario. La policromía está realizada al óleo, siendo de tonos naturales a medio camino entre la palidez y los matices tostados.