RESTAURACIÓN DE HARALD THEISS Y MIGUEL GONZÁLEZ DE QUEVEDO

Con información de Stefan Rodillo (09/06/2024)


 

 

Los trabajos han sido practicados en una de las piezas estrella de la Colección Medieval de la Liebieghaus de Frankfurt (Alemania): el relieve de la Santísima Trinidad en alabastro policromado que se atribuye al escultor Hans Multscher (hacia 1400-1467), artista que trabajó en el centro escultórico gótico de Ulm. Se trata de una pieza de tan solo 30 cm de altura que fue realizada, según los últimos hallazgos, hacia 1450, y no hacia 1430 como se pensaba anteriormente.

El relieve representa a Dios Padre, que, con la ayuda de un ángel, presenta al espectador a su Hijo muerto, marcado todavía por las heridas de la pasión y la crucifixión. Una paloma blanca parece saltar de los hombros y el pecho de Dios Padre para tocar con su pico la cabeza de Cristo. Las tres figuras se relacionan estrechamente entre sí para ilustrar un dogma central de la teología cristiana, que puede expresarse simplemente de la siguiente manera: el Dios cristiano es en realidad un ser; pero este está formado por Dios Padre, creador de todas las cosas, su hijo Jesús y un poder espiritual, el Espíritu Santo, representado como una paloma. A esto se le llama Trinidad, Santísima Trinidad o Trinidad Celestial.

El relieve de Frankfurt es uno de los mejores que dejó la escultura europea de mediados del siglo XV. A su importancia contribuye no poco el hecho de que se haya conservado gran parte de la policromía original. Multscher tradujo esta estructura teológicamente muy compleja en una obra de arte formalmente intensa pero claramente legible. El material blando utilizado, el alabastro, le permitió realizar una elaboración extremadamente fina y detallada, lo que queda especialmente ilustrado en las expresivas y virtuosas cabezas de las figuras.

La forma tridimensional y el acabado policromo se entrelazan estrechamente. Sin embargo, hasta hace poco esto último era difícilmente comprensible. Capas de suciedad y repintes aplicados posteriormente hacían que la composición original fuera extremadamente difícil de leer, y esta apariencia antiestética perjudicaba la calidad artística del relieve.

 

 

La reciente restauración llevada a cabo por el alemán Harald Theiss y el español Miguel González de Quevedo Ibáñez, ambos integrantes de la Liebieghaus, ha hecho posible que esta pequeña talla haya regresado desde los talleres de restauración de la institución a las salas de exposición de la Colección Medieval tras varios años de ausencia.

El alabastro se limpió utilizando el mismo proceso de limpieza con láser y gel de agua y agar saturado de yeso que los profesionales desarrollaron durante la restauración del Altar de Rímini. Los repintes y las capas de suciedad fueron cuidadosamente retirados con bisturí y bajo microscopio. Las lagunas de forma y color han sido sutilmente reintegradas, de forma que solo son visibles cuando la obra de arte se examina de cerca.

El resultado es magnífico: la restauración ha revelado una fascinante pintura en la túnica blanca de Dios Padre, así como un virtuoso modelado en las cabezas y otras zonas anatómicas visibles. El minucioso examen artístico y tecnológico que acompañó a la restauración también confirmó que la mano derecha de Dios Padre y la pierna izquierda de Cristo, en repetidas ocasiones calificadas erróneamente como adiciones posteriores, son claramente parte del original.

Como ninguna otra obra de Hans Multscher, este relieve de la Santísima Trinidad revela, tanto en talla como en pintura, su estrecha relación con la pintura flamenca realista de maestros como Jan van Eyck o Rogier van der Weyden, y nos proporciona así valiosa información sobre las influencias artísticas en la obra del escultor.

 

 

Fotos: Liebieghaus Skulpturensammlung (Frankfurt)

 

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